Lo mejor, las coreografías de Nacho Duato
El programa que bailó el Ballet del Teatro Lírico Nacional el pasado miércoles en su presentación en el Festival Internacional de Danza de Itálica (Sevilla), había estado elaborado por su directora anterior, Maya Plisetskaya, y Duato sólo había introducido un paso a dos Cor perdut. En manifestaciones a este periódico antes de la función, el nuevo director declaró: "MI verdadera presentación oficial como director o coreógrafo del Ballet del Teatro Lírico Nacional se realizará el próximo diciembre en el teatro de la Zarzuela de Madrid, ofreceré un programa totalmente nuevo, formado por cuatro coreografías mías. Una de ellas se titulará Madrigal, basada en un concierto del maestro Rodrigo. Otro trabajo será Synaphai con música del compositor griego Xenakis, crecación que realicé hace cuatro años para el Nederlands Dans Theater, estrenaré también una pieza conjunta con música de Beethoven y para finalizar repondré Arenal, con María del Mar Bonet cantando en directo. Este programa lo alternaré con La fille mal gardée, que ya figura en el repertorio de la compañía".El público que llenaba el anfiteatro romano de Itálica era heterodoxo, no faltaron representantes de la clase política ni miembros de la jet sevillana. El magnetismo que desplegó Duato ante los medios de comunicación los días precedentes fue suficiente reclamo para que el público acudiera.El programa que bailó el BTLN, formado por cuatro coreografías, fue desigual y finalmente aburrido. Lo mejor de la noche fueron las dos coreografías de Duato: Cor perdut y Sinfonía india, que también fueron las mejor interpretadas.
El programa se inició con Paquita, el ballet del periodo romántico con coreografía de Petipa y música de Minkus. La compañía realizó una ejecución justa, pero demostró que adolece todavía de las condiciones técnicas necesarias para interpretar este tipo de ballets. Unos ballets que actualmente sólo pueden bailar compañías de la magnitud del Bolshoi, el Kirov o la Opera de París, debido al virtuosismo que requieren. Arantxa Argüelles y Ricardo Franco no lograron convencer.
A continuación, los dos excelentes trabajos de Nacho. Ambas coreografías poseen el lenguaje pasional y fuerte que distingue a su autor y la bella danza que nace del movimiento quebrado de los bailarines. Si bien Arenal está en el repertorio de la compañía desde 1987, se notó que en esta ocasión se había trabajado con su coreógrafo cerca. En cuanto a Cor perdut, estrenado por el BTI-N el pasado mes de junio en Madrid, es un paso a dos inspirado en la canción Bir demet yasemaen, en la versión catalana que María del Mar Bonet elaboró a partir de un tema con matices tradicionales del armenio M. J. Berbarian. Fue interpretada por Arantxa Argüelles, que no logró penetrar en la intensidad de las obras, mientras su compañero Raúl Tino se entregó con entusiasmo.
Una desafortunada obra, Caín, del director estable de la compañía, Ray Barra, con música del joven compositor español Rafael Reina cerró el programa.
Babelia
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