Milton Santos: "Hay una revancha del Tercer Mundo en Europa"
El geógrafo brasileño cree que la emigración de los países subdesarrollados da un contenido humano a las ciudades europeas
"Hay una especie de revancha del Tercer Mundo en Europa. Ustedes nos colonizaron, nosotros colonizamos ahora". Milton Santos, de 64 años, bromea cuando habla así, pero no lo hace cuando afirma que la presencia "del hombre del Tercer Mundo en Europa está dando un contenido humano a sus ciudades, está dando música, color, diferencia, belleza". Santos, catedrático de Geografia Humana en la Universidad de Sáo Paulo, explicó en la Meriéndez Pelayo de Valencia la situación de las ciudades del Tercer Mundo.
La dictadura brasileña lanzó a este profesor al exilio entre 1964 y 1977, pero esta situación le permitió enseñar en la Sorbona en París, en Columbia (EE UU), Toronto, Dar es Salaam (Tanzania), Lima y Caracas."Sáo Paulo recibe 500.000 personas por año. En Lima la avalancha es continua. Hay violencia urbana y crisis, pero la explosión no llegará, al menos de forma inminente", explica Santos. La razón es que todo aquél que llega a la ciudad encuentra algo que hacer. "No un puesto de trabajo en el sentido europeo, sino actividad", señala.
Religiones modernas
Y esto porque las estructuras económicas no consiguen crear monopolios perfectos en el Tercer Mundo, lo que permite múltiples actividades no controladas. "Primero, porque hay pobres muy pobres, y, segundo, porque para la difusión del oligopolio, además de un sistema productivo necesita de un sistema distributivo, y la existencia de tantos pobres lo impide", reflexiona Milton Santos.El profesor brasileño advierte también que lo que él denomina Ias religiones modernas", ayudan a retrasar una explosión. Se trata de creencias que "financiadas desde el interior y desde el exterior", venden la idea del conformismo total, "porque el cielo permite que no haga falta buscar la solución terrenal". "Las religiones tradicionales tardaron siglos en reaccionar y entrar en los asuntos terrenales", dice Santos.
Para este intelectual, las diferencias entre las ciudadades europeas y las del Tercer Mundo no sólo son cuantitativas. "Los ricos son más ricos y los pobres son más y mucho más pobres", pero además otros aspectos cualitativos hacen cruel la situación. En el Tercer Mundo, explica Santos, los pobres se convierten en consumidores "más que perfectos", mientras que en Europa los consumidores son imperfectos, ya que tienen capacidad crítica y mecanismos para defenderse. El consumo satisfecho permite una visión más generosa del mundo. "El pobre es un consumidor más que perfecto, sometido a todas las seducciones, y transforma al ciudadano más en usuario que en ciudadano", declara Santos.
Ciudadanía
Otra diferencia cualitativa es el concepto de ciudadanía, una idea que en Europa no preocupa porque se consiguió a lo largo de muchos siglos. Sin embargo, en el Tercer Mundo, sólo una minoría tiene sensación de ser plenamente ciudadana. "Ni siquiera las clases medias tienen esa sensación, poseen privilegios (recursos, cultura, información) pero no derechos. Los pobres no tienen ni derechos ni privilegios".La ciudadanía, según este profesor de Sáo Paulo, es la ambición de todo hombre a ser un individuo fuerte, a ser una persona que ejerza su calidad humana, pero, además, esta ambición ha de estar reconocida en las leyes.
Milton Santos concluye haciendo un llamamiento a la tranquilidad de los grupos de europeos que temen la llegada de las gentes del Tercer Mundo a sus ciudades. Además de la contribución económica, "sin la presencia de estas gentes, las ciudades europeas serían aburridas, porque los europeos miran todo el tiempo al pasado", dice Milton Santos.
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