Desde el púlpito del Kremlin

P. B. Alexandr YákovIev, miembro del Politburó y del Consejo Presidencial de la URSS, recurrió ayer a la Biblia para abogar ante el 28º Congreso del PCUS por la introducción de la economía de mercado y superar los dogmas ideológicos que frenan las decisiones de la directiva soviética.

La cúpula del partido es acusada de retrasarse en sus decisiones, dijo YákovIev. "Sí, nos retrasamos unos 50 años y este retraso enfebrece nuestra perestroika. Cristo, como se sabe, echó a los fariseos, a los mercaderes del templo. Esto hace unos 2000 años, pero hace tan solo año y medio -siglos después de la reforma protestante- que el Vaticano reconoció públicamente que la riqueza ganada con el trabajo ayuda a limpiar el alma y lleva al cielo, que hay que apoyar la iniciativa, pues ésta mejora la situación del hombre en este mundo y le da medio para elevarse". Al acabar esta frase, YákovIev, cuyo rostro reflejaba fatiga, fue interrumpido por un aplauso estruendoso.

"Acaso, camaradas, nosotros con nuestras discusiones escolásticas sobre el mercado vamos a repetir este récord de retraso", sentenció el hombre que es considerado el cerebro de la perestroika. "La gente está cansada de nuestras discusiones, debates y conversaciones. En el dogma se puede permanecer un tiempo, pero a nadie le ha sido dado parar la vida".

YákovIev fue el tercer miembro del Politburó en intervenir, después de Nikolái Rizhkov y Vadim Medvédev, ante los 4.610 delegados que habían acudido al Palacio de Congresos del Kremlim. La sala acogió con desgana la intervención de Medvédev, interrumpiéndole con aplausos burlones. Éste afirmó que el comité central había dejado de ser el ministerio de ideología.

Yákovlev compartió con el público su profunda consternación por el nivel de crueldad de la represión estalinista, exhortó a pensar que hoy está en juego no sólo el destino del partido sino el del país y advirtió contra las tendencias a buscar "culpables".