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La cooperacion de los Gobiernos de España y Francia contra el terrorismo atraviesa un mal momento

La cooperación hispano-francesa en materia de lucha antiterrorista atraviesa un mal momento, a pesar de que el Ministerio del Interior español vaticinó que, tras la detención en abril del comando itinerante encabezado por el francés Henri Parot, París se daría más cuenta aún de que ETA es también un "problema francés" e intensificaría su colaboración. Encabezados por los titulares de Asuntos Exteriores de España y Francia, Francisco Fernández Ordóñez y Roland Dumas, siete ministros de ambos países se reúnen este fin de semana en Mérida (Badajoz).

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La finalidad de este seminario anual es repasar el estado de las relaciones bilaterales y analizar otros asuntos de mutuo interés, como la integración europea o la situación en el Mediterráneo occidental.El número de ministros que asisten al seminario de Mérida es, sin embargo, inferior al de otras ocasiones, y algunos, como los titulares de Defensa o de Economía, sólo se incorporaron a los trabajos ayer por la noche o incluso hoy por la mañana, a pesar de que concluyen a mediodía.

En la agenda de la reunión que se desarrolla en Mérida no figuran, además, temas candentes, porque muchos de ellos, como los europeos, han sido provisionalmente zanjados en la cumbre comunitaria de Dublín de principios de esta semana.

Entre los ausentes en Mérida figuran los ministros de Interior, José Luis Corcuera y Pierre Joxe, que sí estuvieron presentes en el anterior seminario de París. Ambas partes desmienten, sin embargo, que la anulación por Joxe de su desplazamiento a España guarde relación alguna con un cierto estancamiento de la cooperación antiterrorista, que sí reconocen diversas fuentes francesas. "Estancamiento no significa deterioro", se recalca en los mismos círculos.

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Iniciada con seriedad con la formación en 1981 del primer Gobierno socialista en Francia tras la elección a la presidencia de François Mitterrand, potenciada cuando el neogaullista Jacques Chirac asumió la jefatura del Gobierno y mantenida por su sucesor socialista al frente del Ejecutivo, Michel Rocard, la colaboración policial gala experimenta ahora una cierta inflexión que las mencionadas fuentes achacan a razones psicológicas, políticas y técnicas.

Si Joxe llegó a tener con el anterior titular de Interior, José Barrionuevo, una relación distendida, con Corcuera es francamente mala. Sus primeras entrevistas en julio de 1988 acabaron con broncas, en las que el ministro español reprochaba a gritos a su homólogo la supresión del procedimiento de urgencia. Mediante este sistema expeditivo, los predecesores de Joxe, Charles Pasqua y Robert Pandraud, expulsaron a España a decenas de supuestos etarras, sin recurrir al procedimiento judicial de la extradición.

Corcuera acabó aceptando que Joxe tenía una visión del Estado de derecho diferente de aquel tándem conservador, pero su relación con su homólogo francés dista aún mucho de ser cordial.

En las reuniones bilaterales el ministro francés ignora con frecuencia a su homólogo español, José Luis Corcuera, y se dirige a Rafael Vera, secretario de Estado para la Seguridad, como si él fuese su verdadero interlocutor Corcuera no disimula en privado su deseo de que Joxe logre su objetivo de dirigir la diplomacia gala en sustitución de Dumas que ha pedido el relevo. A esta desconfianza mutua, que según aseguran fuentes de ambos gobiernos nunca llegó a perjudicar a la lucha común contra ETA o Terra Lliure, se añade ahora un nuevo elemento.

Recelos

Se trata de los recelos suscitados en París por las recientes declaraciones, descritas en círculos franceses como "desafortunadas", de Corcuera y, sobre todo, de su colega de Justicia, Enrique Múgica. Sin embargo, en Francia nadie las ha replicado públicamente.

El pasado 27 de junio ambos dieron a entender en el Congreso que la extradición a Francia del presunto gal francés Georges Mendaille estaba vinculada a la reciprocidad por parte de la justicia francesa, que debía entregar a España a Isidro Garalde Bedialauneta, alias Mamarru, considerado como un dirigente histórico de ETA.

La Audiencia Nacional ha renunciado a procesar a Mendaille, que tardó tres años en ser detenido pese a estar localizado, para que pueda ser entregado a Francia, cuya justicia le reclama por dos asesinatos frustrados. Aunque la extradición fue concedida hace seis meses, el Gobierno español no la acaba de autorizar, a pesar de que corre así el riesgo de que el presunto gal sea puesto en libertad la semana próxima. De ahí que el fiscal francés André Dagues dijese el 18 de junio que Mendaille está muy protegido en España.

La policía francesa desea tener un interlocutor válido

La cooperación antiterrorista entre París y Madrid aparece obstaculizada por un aspecto, de índole técnica más que política. Roger Bosle, el comisario que, con rango de subprefecto, coordina desde abril en Pau la lucha de todas las fuerzas antiterroristas en el suroeste de Francia, se queja de carecer de interlocutor válido del lado español.A falta de un español con funciones y poderes similares, el coordinador francés desea mantener al menos contactos fluidos y directos con responsables de las fuerzas de seguridad que intervienen contra ETA en nuestro país, principalmente la Guardia Civil, cuyo servicio de información es el que sigue más de cerca la pista de los activistas etarras, pero también la Ertzaintza (la policía autonómica vasca), que cuenta con un incipiente equipo de investigación y que por su mayor penetración en la sociedad vasca tiene acceso a fuentes cerradas para la policía del Estado.

La noticia de la detención del jefe del llamado comando itinerante, Henri Parot, en un control montado por la Guardia Civil en las proximidades de Sevilla, llegó a París a través del representante en Madrid de la Gendarmería francesa, al que se la había comunicado el instituto armado. Para algunos responsables franceses de la lucha antiterrorista supuso un auténtico descubrimiento el comprobar el caudal de información sobre ETA que poseían los hombres del tricornio.

Pero el Ministerio del Interior español obstaculiza, según han señalado fuentes del país vecino, los intentos del comisario de Pau por estrechar lazos con la Guardia Civil.

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