Cosa hecha

LA UNIDAD de las dos Alemanias parece ya cosa hecha. Los dos Parlamentos, el de la RFA y el de la RDA, han aprobado mayoritariamente el tratado de unión económica, monetaria y social. El marco occidental será moneda única en breve plazo. Es un paso irreversible: toda la vida económica de Alemania Oriental depende ya de las decisiones de la RFA. No es exagerado decir que la RDA ha empezado a dejar de existir como un Estado en el pleno sentido de la palabra, aunque formalmente sus órganos legislativo y ejecutivo sobrevivirán durante unos meses. Decimos unos meses, porque también en el terreno de la unidad política se ha producido en los áltimos días una nueva aceleración: el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) ha renunciado a oponerse a la unidad por la vía rápida. Tiene, pues, luz verde el proyecto del canciller Kohl de que las elecciones generales del 2 de diciembre, que en principio debían elegir un nuevo Parlamento de la RFA, se conviertan en elecciones panalemanas y elijan el nuevo Parlamento de la Alemania unida. Ésta podrá ser proclamada de modo formal antes del fin del presente año.La nueva posición del SPD, y concretamente de Lafontaine -candidato a canciller en las futuras elecciones generales-, aceptando un proceso rápido de unificación ha sido producto de un fuerte debate interno y de la presión de los hechos mismos. Resultaba peligroso para el SPD aparecer ante la población de la RDA como el culpable de impedir una unión inmediata, en la que los alemanes orientales ponen hoy todas sus esperanzas. Lafontaine ha optado por una estrategia a más largo plazo: el SPD ha votado el tratado de unión monetaria, pero subrayando que el canciller Kohl será el único responsable de sus consecuencias. Se prepara así para poder utilizar contra Kohl, en un futuro no lejano, los efectos negativos que la unidad económica tendrá para las poblaciones de ambas Alemanias. A la vez, la decisión del SPD de fusionarse el próximo septiembre con el partido paralelo de la RDA indica que se apresta a librar la batalla electoral de diciembre en toda Alemania. Un ámbito más difícil para Lafontaine, puesto que ya no será fácil disminuir el papel de Kohl en la realización de la unidad alemana, y a un ritmo inimaginable.

Otro de los pasos decisivos que acaban de dar los dos Parlamentos alemanes es el del reconocimiento de la frontera actual con Polonia. Un gesto sin reservas que se plasmará en un tratado internacional en cuanto exista un solo Gobierno alemán. Kohl renunció por fin a una política de ambigüedades que estuvo a punto de provocar la oposición europea a un concepto de unidad alemana cargado de irredentismo. Se zanja, pues, de modo positivo un aspecto clave del futuro alemán en la escena internacional. Quedan pendientes los problemas de la permanencia en la OTAN y otros ligados a la seguridad y al desarme. Aunque Genscher y Shevardnadze declararon su confianza en que se encontrará una solución antes de fin de año, la reunión de la conferencia cuatro más dos que acaba de celebrarse en Berlín demuestra que las dificultades siguen siendo considerables.