Canciones para tres meses

El pop-rock nacional atraviesa una etapa difusa. Económicamente, se viven momentos de gran esplendor, una vez superada la crisis que sacudió a la industria del disco a mediados de la pasada década; a nivel creativo, el panorama es bastante más oscuro, puesto que pocos de los nuevos grupos aportan ideas novedosas.La música en directo discurre en paralelo a estos dos detalles. Las bandas establecidas a lo largo de los años precedentes han conseguido hacer del verano una época de trabajo duro, puesto que en sólo cuatro meses realizan más recitales que durante el resto del año.

Mecano es el gran ausente. Los Hombres G también reposan, y preparan con tranquilidad lo que será su nuevo disco, igual que Luis Eduardo Aute. Este último sólo realizará las actuaciones firmadas meses antes. Los reyes del verano son, inevitablemente, los más vendedores: Radio Futura, El último de la Fila, Duncan Dhu, Loquillo y los Trogloditas, Gabinete Caligari y los Ronaldos recorrerán nuestra geografía en agotadoras giras de una media de 50 recitales. El resto de bandas se conformaría con un par de recitales semanales. Algunos, como La Búsqueda, se ven obligados a actuar únicamente fuera de nuestras fronteras, mientras que otros, el caso de los gallegos Siniestro Total, sueñan con "cambiar cada noche de público y así poder recorrer España de punta a punta".

Radio Futura, veteranos ilustres, han optado por dosificarse: comienzan a actuar en agosto, han seleccionado con dureza los lugares en los que se celebrarán los recitales, y van ha prestar especial atención a las condiciones "del local, para así poder cuidar detalles como el sonido". La banda de los hermanos Auserón y Enrique Sierra no ha completado su gira a la hora de cerrar esta información, y no han facilitado ninguna fecha argumentando posibles cambios de última hora.

En el pasado año se vendieron en España casi 50 millones de discos, por un valor cercano a los 40.000 millones de pesetas. La música en directo creció en aproximadamente un 25% con respecto al año anterior.

Los grupos y solistas cobran cachés hasta hace muy poco inimaginables: los más humildes se las ven y se las desean para recibir 5.000 pesetas para desplazar el equipo en taxis; los de la cúspide llegan a cobrar 5 millones de pesetas por recital, más 200.000 pesetas para catering (viandas para consumir en camerinos antes y después de cada actuación) y 450.000 por las entradas, fabricadas especialmente para cada noche por los representantes de los artistas.

Los recitales de pop-rock ya no son sucesos aislados. Han dejado de ser la anécdota sonora que pone el toque exótico y juvenil a los festejos veraniegos y se han convertido en parte importante del panorama cultural español.