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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Es gracia que se espera conseguir

LOS FUNCIONARIOS públicos tienen ya un libro de estilo para comunicarse con los ciudadanos. La obra, de la que es responsable el Ministerio para las Administraciones Públicas, pretende lo que se supone debe perseguir todo libro de estilo: que el lenguaje de unos pocos no se emplee para hablar a unos muchos. Casi siempre ese grupo reducido de personas con conocimiento profundo de cierta materia elabora un lenguaje exclusivo, reflejo normalmente de un subconsciente que les hace cerrarse para mantener su poder y distanciarse del resto de los ciudadanos. La medicina, la economía, las leyes, la química, la informática y todas las disciplinas académicas en general propician tecnicismos a veces inevitables; pero en muchas otras ocasiones resultan innecesarios si lo que se pretende es divulgar esos conceptos al gran público.El libro de estilo de la Administración constituye un hecho sin precedentes en la vida pública española. Los ciudadanos se han enfrentado hasta ahora al hermético y erróneo lenguaje del Boletín Oficial del Estado -diario concebido precisamente para promulgar (esto es, divulgar) las normas de aplicación general-; han hecho la declaración de la renta soportando una gramática incorrecta y un vocabulario incomprensible; han presentado instancias con fórmulas tan anacrónicas como "suplico" y "Dios guarde a V. I. muchos años"; han visto sorprendidos que las nuevas monedas de un duro presentan la abreviatura "Ptas", cuando en español estas abreviaturas no tienen plural; viajan en "coches camas" (así dicen los rótulos de los coches cama), y, cuando vuelan de una ciudad a otra, la azafata de Iberia que también ha viajado con ellos les dice "bienvenidos".

El cuidado del lenguaje y su uso para lo que fue inventado, la comunicación, no han preocupado mucho hasta ahora a la Administración. El libro de estilo presentado ayer, que incluye un apartado sobre el uso no sexista del lenguaje administrativo, es un trabajo monumental que puede resultar histórico. Si conseguimos entre todos que se acabe aplicando.

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