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Los Stones existen

El grupo británico se reunió con algunos periodistas antes de su recital en Barcelona

Los Rolling Stones ofrecieron el pasado miércoles en Barcelona el primer concierto de su gira española. Ante cerca de 60.000 personas, interpretaron sus principales éxitos, dieron espectáculo y tuvieron una reunión informal, simpática y sencilla con los periodistas.

Los Rolling Stones existen. Son de carne y hueso, totalmente humanos y, además, sencillos y simpáticos. Sonríen, hablan con cordialidad y exteriorizan unos buenos modales.La prensa barcelonesa pudo verlo el pasado miércoles en una reunión informal celebrada en el mismo estadio olímpico poco antes de que comenzase la primera actuación de las cuatro que ofrecerá el grupo británico en España.

Tras pasar seis rigurosos controles, se accedía al camerino privado de los Stones. Cortinas blancas, reproducciones de Picasso en la pared, una gran mesa de billar, un pin-ball, un cómodo sofá y abundantes recipientes con fruta, canapés y bebidas de todo tipo, desde agua mineral catalana hasta champán francés.

Una luz tenue y un ambiente cálido, relajado, reinaba en la sala. Nada parecía indicar que allí cinco mitos esperaban su turno para incorporarse por segunda vez a la historia del pop-rock en Barcelona.

Recuerdos

Tras una larga espera, el alcalde Pasqual Maragall acababa de hablar con los cinco miembros del grupo. Quizá era un recuerdo de la visita, pero ellos todavía sujetaban sendos cobis plateados entre las manos. Correspondiendo al regalo, los Stones obsequiaron a Maragall con una cazadora de cuero blanco con mangas rojas, típica de los jugadores de béisbol norteamericanos. No faltaban ni el número ni la lengua roja, el conocido anagrama del grupo. En Madrid, la capa española y los mantones de Manila sustituirán a los Cobis como regalo para los cinco Stones y las coristas acompañantes. También tienen previsto una partida de golf y un "zumo de naranja" en el Palacio de la Moncloa con Felipe González.Ante la presencia del alcalde de Barcelona, los componentes del grupo británico jugaron al billar. Mick Jagger se mostró sonriente y poco hablador, con un jersei oscuro. Ron Wood, luciendo una camiseta blanca con el lema "Barcelona" y varios taxis negro/amarillos dibujados. Bill Wyman y Charlie Watts, tan discretos en privado como en el escenario.

No se dijeron grandes cosas en el encuentro. Sólo frases informales y sonrisas, muchas sonrisas y apretones de mano. Se trataba de eso, de demostrar que los Stones existen, son amables chicos de barrio con pinta de buenos chavales.

LLevan muy bien su edad y ya han aprendido a no ponerse nerviosos ante la inminencia de salir a un escenario frente al que les esperan decenas de miles de almas. Así vestidos y confundidos en cualquier calle barcelonesa, hasta podrían pasar desapercibidos.

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