_
_
_
_
_
REPATRIACIÓN DE INMIGRANTES

La primera tanda de trabajadores marroquíes expulsados de España llega a Tánger

ENVIADOS ESPECIALESUna veintena de ciudadanos marroquíes que trabajaban en las fábricas textiles de Puigneró, en Vic (Barcelona), y en diversas empresas de construcción en Gerona embarcaron ayer en el transbordador Ciudad de Ceuta, en Algeciras, con dirección a Tánger (Marruecos). Estos hombres, que al pisar suelo marroquí fueron detenidos, realizaron el viaje de Barcelona a Cádiz en 20 horas, dentro del autocar celular, de los que en Algeciras son esperados otros dos procedentes de Barcelona. Viajaban distribuidos en celdas de algo más de un metro cuadrado cada una. Los marroquíes, derrotados por el cansancio, parecían tener el mismo propósito: "No volver más a España".

Más información
Partidos políticos catalanes piden la reforma de la ley de extranjeña
"No hay derecho a lo que han hecho con nosotros"
El miedo reina en Vic

"Racistas, dejadnos salir"; "A ver si nos ponéis aire que nos abrasamos"; "Dadnos agua". La algarabía de frases interrumpió bruscamente al policía, que no tuvo más remedio que intervenir cuando desde el interior del autocar se sucedió una cadena incesante de golpes y ruidos. El vehículo policial estaba aparcado, sobre las 9 de la mañana en el puerto de Algeciras, mientras los agentes que acompañaron a los magrebíes tramitaban la adquisición de los pasajes del transbordador. El policía, que esperaba la llegada de sus compañeros, entró en el autocar y abrió la puerta que separa la cabina del resto del furgón. Apareció entonces un estrecho pasillo oscuro, en cuyos lados se divisaban las rejas de unas celdas. Algo así como una cárcel con ruedas. Y más golpes. "El autocar está parado y no puedo poner en marcha el aire acondicionado", les dijo el agente intentando calmarles. "Racistas de mierda", chilló uno de los magrebíes. El policía, que intentó activar la refrigeración, cerró sin contemplaciones la puerta."Bueno, también es lógico. Se acerca el momento porque la frontera está aquí al lado y entonces se ponen nerviosos", justificó el guardia, quien agregó resuelto: "Para ellos es mucho mejor hacer así el viaje en comparación a cómo eran trasladados antes con los furgones converícionales". No opinaban igual los marroquíes que habían sufrido las 20 horas de viaje sin bajar del autocar. Salieron a las 6.30 horas de la mañana del jueves del centro de interna miento de extranjeros de Bar celona y llegaron a Algeciras a las 2 de la madrugada del viernes, sin poner los pies en tierra y comiendo sólo, como según contaron, bocadillos de queso, madalenas y café. "Ellos [los policías] paraban cada dos horas y nosotros sin salir. Hemos estado peor que animales. Como si fuéramos delincuentes, asesinos o yo que sé. No había visto cosa igual en mi vida", explicaba indignado Saib Madrbe, de 19 años, expulsado tras trabajar ocho meses en un taller de confección.Después de llegar a Algeciras a las 2 de la mañana de ayer durmieron en la comisaría distribuidos en tres habitaciones pequeñas. El único mobiliario eran unas colchonetas tendidas en el suelo. Sobre las 9 de la mañana, partieron hacia elpuerto para tomar el transbordador hacia Tánger. Tan sólo iban a ser libres dos horas. Lo que se tarda en llegar a Africa.

Un buen hombre

Y eran libres porque estos marroquíes disponían de pasaporte y su único delito ha sido permanecer más de tres meses en España, máximo período que permiten las leyes españolas para permanecer en España en calidad de turista. En esas circunstancias se encontraba Zoach Mohamed, de 27 años, ojos profundamente tristes que contrastaban con su desenfadado atuendo. Trabajaba de peón en la empresa Puigneró de Vic de 10 a 12 horas al día. Llegó a España hace 14 meses, dejando atrás una Francia más inhospita aún que la península Ibérica, de la que dice que no volverá a visitarla jamás. Contiene las lágrimas, intentando acomodarse en su asiento del transbordador, cuando recuerda que él vivía bien en Vic, que ganaba 25.000 pesetas al mes y que eso le bastaba. No ha podido ni avisar a su familia y se le hace un nudo en la garganta al recordar que intentó fugarse cuando los policías le pideron una madrugada el permiso de residencia.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_