Ortega Cano pide que se proteste también a los ganaderos
E. M. José Ortega Cano entiende el enfado del público cuando los toros no sirven, como sucedió ayer, pero decía al finalizar el festejo que las culpas siempre se las echan al diestro, cuando los ganaderos también son responsables. "Comprendo que nos chillen cuando estamos mal nosotros, pero ¿por qué el público no protesta al ganadero cuando sus productos salen inválidos?. Los buenos aficionados de Las Ventas deben meditarlo y llevarlo a la práctica".Achacaba a sus dos enemigos, junto a sus escasísimas fuerzas, el defecto de la falta de casta, lo que les había llevado a pararse y defenderse, con el añadido de la bronquedad de su segundo: "Así es imposible lucirse, porque no sé hacer milagros, y eso debería valorarlo el aficionado".Al señalarle que las figuras como él son reponsables del juego que den los toros que lidian, porque los eligen, vuelve a la carga contra los ganaderos: "Disiento de esa opinión, porque elegimos divisas con prestigio y que creemos van a embestir para poder triunfar, no vamos a tirar piedras contra nuestro tejado. Si los toros luego fallan, el error no es nuestro, sino, indirectamente, del ganadero, porque sus productos no ofrecieron lo que prometían".Eso explicaba algunas de las miradas que dirigió a los tendidos durante la faena del animal que abrió plaza: "No eran desafiantes, sino explicativas de que el toro se vino abajo en seguida y yo no tenía culpa de ello".Añadía que el público de Madrid y el de toda España debe tomar nota del suramericano: "Menudas broncas les montan a los ganaderos, con toda justicia, cuando sus toros fracasan. Como les aplauden cuando triunfan. Es lo lógico, ¿no?".Robles y la corrida de la PrensaVictoriano Valencia, apoderado de Julio Robles, va a negociar el lunes la presencia de su torero en la corrida de la Prensa, para la que ya está contratado Roberto Domínguez. Valencia comentaba que el cartel de Robles en Madrid se había mantenido en la feria, pese a que no cortó orejas: "Su calidad le sigue haciendo atractivo y querido aquí, por eso le han llamado para ese festejo, en el que las posibilidades de que actúe son grandes".Robles, muy parco en palabras, se limitaba a calificar a sus enemigos de toros de papel, a los que se les pegó mucho en varas: "Había que cuidarlos tanto para que no se cayeran que se quitaban las ganas de hacerles faenas, que, además, eran imposibles".Niño de la Taurina agradecía la ovación que recibió antes del que saliera el primer toro: "La pena es que por la falta de fuerzas de los animales la tarde se ha venido abajo y no he podido corresponder más que con ligeros apuntes". No quería entrar en el tema de las culpabilidades sobre la invalidez de los toros lidiados: "Sólo digo que yo no los pedí, y que entiendo que la gente proteste porque le anuncian un espectáculo que luego no recibe".
Babelia
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