El 17% de los escolares españoles de 15 años fuma cigarrillos a diario
, Los españoles se fumarón durante 1989, en pleno apogeo de las campañas antitabaco, casi 4.000 millones de cajetillas, 600 millones más que en 1979 y el doble que en 19699. El consumo seguirá creciendo 1,5 puntos anuales, según presiones de Tabacalera. Las encuestas oficiales revelan que el 38% de la población fúma -algo más en Cantabria- y que el 17% de los escolares de 15 años consume cigarrillos a diario. A ellos se dirige hoy el mensaje del Día Mundial sin Tabaco.
El administrador del programa Salud y Tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguró ayer en Ginebra que, si bien el consumo ha crecido en los últimos cinco años hasta un 60% en los países en desarrollo, se puede observar un descenso entre el 20% y el 25 % en el mundo, industrializado, informa Efe. Las perspectivas de Tabacalera Española son otras. Teniendo en cuenta factores como la evolución de precios, las campañas contra el tabaco y la competitividad en el mercado, los responsables de la compañía estatal aventuran que a principios de esta década fumarán 11,5 millones de españoles, 600.000 más que en la actualidad. De ellos, 4,8 millones serán mujeres; y siete millones, consumidores de tabaco rubio.La OMS recuerda que el 60% de los fumadores adquiere el hábito a los 13 años, y advierte que, de seguir la actual tendencia, 150 millones de niños morirán de adultos a causa del tabaquismo. Los últimos estudios del Ministe rio de Sanidad y Consumo ponen de manifiesto la influencia del nivel sociocultural de los padres en el hábito de fumar de los hijos: el consumo de cigarrillos resultó sensiblemente superior entre lo alumnos procedentes de familias obreras o sin empleo fijo. También fumaban más los habitante de zonas rurales que sus compañeros de las ciudades.
Los expertos de la OMS destacan que son más susceptibles de adquirir el hábito los niños con padres, amigos o hermanos fumadores."Los jóvenes empiezan a fumar para igualarse a sus amigos, para parecer adultos o por el simple gusto de la aventura", indica un informe de la organización internacional.
Tabaco y hachís
El mercado publicitario lo sabe. Un documento citado por la Comisión de Comercio Federal de Estados Unidos revelaba el asesoramiento que la industria del tabaco obtiene de sus servicios de información para llegar a los jóvenes fumadores: "Presentar el cigarrillo como una de las pocas formas de iniciación al mundo adulto"; vender el tabaco "como parte de los productos y actividades que proporcionan un placer ¡lícito"; "crear en los anuncios si tuaciones sacadas de la vida cotidiana del joven fumador, pero hacer que aluda elegantemente a los símbolos básicos del proceso de crecimiento y de la madurez"
El informe asesor sugería ade más relacionar el cigarrillo con el hachís , el vino, la cerveza y el sexo "como mejor se pueda, considerando la existencia de restricciones legales". Abiertamente se recomendaba no mencionar temas relativos a la salud. El esfuerzo industrial, según diversos estudios seleccionados por la OMS, está dirigido a atraer diariamente a más de 5.000 adolescentes para reemplazar a los fumadores adultos que lo dejan, conscientes de su salud, o que mueren prematuramente a causa del tabaquismo.
Los productores sortean hoy fácilmente la prohibición legal sobre la publicidad del tabaco impuesta en muchos países. Las marcas se disputan el patrocinio de los mejores acontecimientos deportivos o culturales. Si se adoptara una propuesta de directiva elaborada en 1989 por la Comisión Europea -que veta la extensión de la marca de tabaco a otros productos-, el pantalón vaquero estaría condenado a desaparecer de la publicidad de unos cigarrillos americanos. La Administración sanitaria española ultima un decreto que prohibirá toda clase de publicidad sobre el tabaco, excepto en la radio, entre las diez de la noche y las diez de la mañana, siguiendo criterios establecidos en Italia y Portugal.
La industria se muestra incansable para sortear incluso las restricciones legales para fumar en lugares públicos, promocionando el tabaco sin humo, a base de elaborados nicotínicos como el rapé. El último grito del mercado son dos tipos de cigarrillos que, al producir menos humo en el extremo de combustión, permiten que el fumador pase inadvertido en recintos donde está prohibida esta práctica.
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