Rocard considera inamistosa la actitud de los países que faciliten la emigración ilegal a Francia

, "Francia considerará inamistosa toda actitud de un Estado extranjero que anime o facilite la emigración no autorizada de sus ciudadanos o el tránsito de otros ciudadanos hacia territorio francés". Ésta es una de las propuestas de lucha del primer ministro francés, Michel Rocard, contra la inmigración clandestina. Para hablar de este tema, Rocard reunió ayer a todos los partidos políticos franceses en una mesa redonda, con la excepción del ultraderechista Frente Nacional, que preside el eurodiputado Jean Marie Le Pen.

En la mañana de ayer, a pocas horas de la cita en el palacio de Matignon, sede de la jefatura del Gobierno, los partidos de centro y de derecha decidieron participar en la mesa redonda nacional sobre la inmigración y el racismo convocada por Rocard. Aunque se hizo rogar, la oposición no podía hacer oídos sordos a las numerosas concesiones efectuadas en los últimos días por el líder socialista.Tras anunciar su renuncia a proponer el derecho de voto de los extranjeros en las elecciones locales, Rocard envió el pasado fin de semana a todos los líderes de la oposición una propuesta de Carta solemne sobre la inmigración.

Para abordar un fenómeno que despierta innombrables fantasmas colectivos en la sociedad francesa, Rocard propone una política de consenso nacional que sólo excluya al partido de Le Pen. El primer ministro parece haber decidido que el único modo de vaciar de contenido el mensaje xenófobo de Le Pen es detener el crecimiento de la inmigración.

La nueva actitud socialista fue anunciada por el propio François Mitterrand en su discurso del pasado fin de año, cuando proclamó que en materia de inmigración la sociedad francesa tenía un "límite de tolerancia". El gaullista Charles Pasqua, que en su etapa de ministro del Interior endureció las condiciones de entrada en Francia para las gentes del Tercer Mundo, encuentra "estimulante" el nuevo tono socialista.

Tácita alusión a España

Uno de los puntos de la propuesta de Carta solemne de Rocard es la condena de los Estados que faciliten la salida o el tránsito en dirección a Francia de emigrantes ilegales. La advertencia alude a España, entre otros países. La principal razón por la cual Francia es reticente a la desaparición antes de 1992 de algunos puestos fronterizos con España -una idea abordada en las cumbres hispano-francesas- es su temor a la entrada de magrebíes, africanos y suramericanos residentes de forma más o menos legal en la península Ibérica.

Rocard se compromete también a establecer de una vez por todas las cifras de la presencia extranjera en Francia. La oposición ha venido criticando al Gobierno por la ausencia de datos fiables sobre la inmigración, que atribuye al miedo socialista a reconocer que entre el 6% y el 10% de los habitantes del país no son franceses.

El primer ministro promete asimismo extremar el control en la concesión de visados de turismo en los consulados franceses.

Los visados sólo serán concedidos a los que tengan un empleo estable en su propio país, y en la mayoría de los casos su duración será reducida.

Dispuesto a probar su firmeza en esta materia, Rocard se declara partidario de endurecer las penas contra los traficantes de trabajadores clandestinos y los empresarios que les den empleo. También propone suprimir el derecho automático al trabajo a los demandantes de asilo político.

Al mismo tiempo anuncia que 250 nuevos funcionarios van a incorporarse a los efectivos policiales destinados a expulsar a los inmigrantes ilegales, y advierte que el repudio y la poligamia serán en adelante prácticas que provocarán la inmediata salida del territorio francés.

El jefe del Gobierno está disuesto a aceptar buena parte de las propuestas coercitivas efectuadas por la oposición. No obstante, Michel Rocard incluye en su borrador de Carta solemne un incremento de los fondos destinados a la integración en Francia de los extranjeros en situación legal, en particular en materia de vivienda. También alude a la necesidad de aumentar la ayuda al desarrollo y creación de empleo en países exportadores de mano de obra.