Gorbachov: "Soy optimista"
El presidente soviético analiza el "proceso revolucionario" en su país
, Tras recibir a los periodistas de la revista Time, Mijaíl Gorbachov comentó que puesto que él había preparado ya las respuestas escritas a una lista de cuestiones presentada previamente, "no había necesidad de perder más tiempo ni papel". Rió amablemente e invitó al grupo a sentarse con él en una pequeña mesa oval en un rincón de su despacho, y, sin ninguna Ceremonia, entró en el tema que más le preocupa en estos días: la economía soviética.
"Vengo de una reunión con el Consejo Presidencial. Hemos estado discutiendo medidas radicales para reformar nuestra economía. En esta cuestión sólo necesitamos un poco- de tiempo, unos meses, para dar pasos importantes que, esencialmente, suponen la transición hacia una economía de mercado reglamentada. En la URSS, esta palabra -reglamentada- es difícil de pronunciar. Y todavía es mucho más difícil llevarla a cabo. En muchos países, el desarrollo pleno de una economía de mercado ha llevado siglos. Para nosotros, los próximos uno o dos años serán la etapa más intensa de la transición. Dentro de poco, el primer ministro, Nikolái Rizhkov, informará al Soviet Supremo sobre la discusión y análisis del Consejo Presidencial. En pocas palabras, estamos hablando de un giro de, una magnitud comparable a la Revolución de Octubre, ya que estamos reemplazando un modelo económico por otro. A menudo la gente se pregunta hacia dónde vamos, si nos retiramos del socialismo o si avanzamos hacia el socialismo. Como nos movemos en esta vía, nuestro punto de partida es avanzar en la idea del socialismo. La prueba de lo que estoy diciendo es que yo soy un socialista convencido. Piensen en las preguntas que me han enviado, ustedes están probando mis posturas ideológicas. Bien, soy Comunista. Estoy seguro de que esta respuesta no les entusiasma, pero tampoco debe sorprenderles mucho. Es bastante normal".
Pregunta. Usted compara su reforma económica con la Revolución, de Octubre. La revolución supuso una gran conmoción para la sociedad soviética.
Respuesta. Esto supondrá una gran conmoción. Pero no del tipo polaco. Hemos pensado detenidamente el camino a seguir. Una alternativa era la terapia de choque. Hemos decidido actuar radicalmente, pero de acuerdo con las características específicas de nuestra economía. La mayoría de los economistas occidentales consideran que estamos haciendo lo correcto. No podemos seguir cualquier modelo automáticamente. Hubo un tiempo en el que queríamos imponer nuestro modelo a otros. Sería un desastre que nos ciñéramos ciegamente al modelo de otro país. Por eso pensamos que debemos tomar una vía radical pero sin provocar sacudidas.
P. Pero usted afirma que la llevarán a cabo en uno o dos años.
R. Para la transición. Llevará uno o dos años introducir los mecanismos e infraestructura del mercado. Pero llevará mucho tiempo desarrollar una economía de mercado. Primero tendremos que adoptar y poner en práctica la legislación sobre impuestos, empresas, antimonopolios, crédito, finanzas y protección social en el contexto de una economía de mercado.
Propiedad
P. ¿Y la propiedad privada?
R. Bueno, la vida nos lo dirá. Eliminaremos por etapas la propiedad estatal y estableceremos empresas privadas, propiedades en arriendo, cooperativas y contratación privada. Los trabajadores autónomos incluirán a aquellos que tienen sus propios comercios o propiedades agrarias. En los países desarrollados de Occidente coexisten diversos conceptos de economía de mercado. Por ejemplo, hay una versión más liberal en Estados Unidos que en Francia o los países escandinavos, donde existe un mayor control del Estado y una parte importante de la economía pertenece al sector público. Pero incluso en estos países todo funciona en el marco de una economía de mercado.
P. La mayoría de los economistas occidentales y soviéticos han advertido que no podrá llevar a cabo una reforma radical sin inflación y desempleo y, probablemente, en tasas muy altas.
R. Creo que ocurrirán ambas cosas. Tienen que tener en cuenta que tenemos empresas en la Unión Soviética que no son rentables. Deben reorientar su producción. La gente debe reciclarse. Muchos tendrán que realizar un nuevo tipo de trabajo. Por eso estamos estableciendo un sistema de protección social que pueda capacitar a esta gente para realizar la transición. En EE UU y otros países occidentales, la mayoría de los trabajadores están empleados en el sector de servicios, mientras que los dos tercios de los soviéticos trabajan en el sector público. Tenemos ante nosotros la ingente tarea de incrementar los puestos de trabajo en el sector de servicios. Nos sentimos parte de una civilización global y queremos ser incluidos orgánicamente en el mundo económico. Al mismo tiempo, sin embargo, podría ser una catástrofe (ambiental) si todos los países del mundo trataran de alcanzar el nivel de vida de Estados Unidos. América ya consume un porcentaje desproporcionado de las fuentes energéticas del mundo. Por eso yo doy tanta importancia al conflicto entre la sociedad de consumo y la naturaleza.
P. Usted dice que existe el peligro de que las preocupaciones sean explotadas tanto por la derecha como por la izquierda. ¿Cuál es el mayor peligro?
R. El mayor peligro sería una división entre los partidarios de la perestroika. Tenemos que consolidar la tendencia principal. Entendemos a aquellos que nosotros llamamos conservadores sanos, que apoyan un acercamiento de sentido común. Tenemos que tomar en consideración sus dudas y preocupaciones. Les invitamos a colaborar. En la izquierda también hay gente preocupada porque la perestroika no va lo suficiente deprisa. Sus expectativas y preocupaciones son completamente normales y debemos tomar buena nota de ellas. Lo que es muy peligroso es el extremismo. Estoy pensando en aquellos a quienes yo llamo los locos. Éstos son los que quieren pasar por populistas, pero en realidad no representan en absoluto los intereses de la gente.
Miedo a una guerra civil
P. Usted utilizó la heladora expresión guerra civil durante su reciente visita a los Urales. ¿En qué sentido existe ese peligro y cómo puede ser evitado?
R. Me alegro de su pregunta. He sido criticado personalmente por ser demasiado blando o demasiado democrático. No sé si es posible ser demasiado democrático, pero a veces se dice. Y también soy criticado en ocasiones por ser indeciso. Hay personas nostálgicas del pasado. Creo que debemos continuar por el camino que hemos elegido, que es la vía de desarrollar y expandir el proceso de democratización y glásnost. Estamos empeñados en ello. Seremos guiados en dicho camino por el gobierno de la ley. Esto significa que habrá una ley para todos y que todos serán iguales ante la ley. No debemos ceder a la. presión de los que querrían que apretáramos las tuercas, tal como lo expresan. Por supuesto, encontraremos algunas tuercas sueltas y deberemos apretarlas. Pero la represión, la caza de brujas, la busca de enemigos, todo eso es inaceptable. No es lo que queremos y no es lo que nuestro pueblo quiere. Lo que tengo que hacer es utilizar mi autoridad personal y mis poderes políticos como presidente para acelerar la marcha hacia la conversión en un Estado totalmente gobernado por el imperio de la ley. No va a ser fácil. En estos momentos políticamente tensos y en esta turbulenta sociedad, sobrecargada como está por toda clase de problemas, algunas personas están tratando de alimentar las llamas y fundir los fusibles; No hay duda de que estos extremistas existen. No debemos ignorar sus actividades. A causa de ellos ha habido derramamiento de sangre en varias partes de nuestro país, particularmente en forma de conflictos étnicos.
P. Debemos preguntarle por las repúblicas bálticas, el separatismo y el nacionalismo.
R. Por lo que respecta al separatismo, ya he contestado. De mi punto de vista sobre el desarrollo de nuestro federalismo, estoy hablando casi a diario de las repúblicas bálticas. Estamos buscando una solución política. Como
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Gorbachov: "Soy optimista"
presidente, hice un juramento de defender la Constitución. Ciertos cambios anticonstitucionales están teniendo lugar. Empezaron justo cuando comenzó [el funcionamiento de] nuestro Congreso de los Diputados Populares. El Congreso tomó en cuenta la situación, declaró ilegales las decisiones del Parlamento lituano y me dio instrucciones como Presidente para que mantuviera la Constitución.P. Viendo las cosas que han ocurrido en Europa del Este y en su propio país en los últimos años, muchos se preguntan si tiene usted alguna idea de lo que va a ocurrir, si esto era parte de sus planes, o si usted se ha visto sorprendido por los acontecimientos.
R. Yo tenía una ideal una idea de cambiar nuestra sociedad por dentro y también cambiar lo que ocurría fuera, y de hacerlo sobre la base de una nueva realidad. Pero cuando se me habla de modelos y plazos, como si todo hubiera ocurrido de acuerdo con un plan detallado, sólo puedo son reír. Se trata verdaderamente de un momento que va a exigir mucho de todos nosotros. Tenemos que analizar las cosas con detenimiento, tenemos que ver dónde nos encontramos y saber anticipadamente dónde vamos en nuestro avance hacia una nueva sociedad. Soy optimista.
Correcto y necesario
P. ¿Cómo puede estar tan relajado alguien que se enfrenta a tan gigantescos problemas?
R. Mi confianza deriva del hecho de que sé que lo que estamos haciendo es correcto y necesario. De otra manera no sería capaz de soportar la pesada carga.
P. ¿Cómo evaluaría el apoyo popular hoy en día a lo que está tratando de hacer?
R. He estado recientemente en los Urales y he hablado muchas veces con los trabajadores en sus lugares de trabajo, en la calle o en encuentros multitudinarios. La gente habla de una manera espontánea y a veces fuertemente crítica. Pero la necesidad de la perestroika rara vez se discute. La gente dice: "No retrasen la toma de decisiones, no se contenten con medidas a medio camino, fijen sus prioridades". Y no les falta razón.
El partido comunista no era simplemente una parte de la superestructura del sistema de mando: era su centro nervioso. Por consiguiente, el partido lleva la marca de todas las faltas del sistema y por eso sufre hoy una fuerte crítica, a menudo desleal. El partido ha tomado el rumbo de una profunda autorreforma, se está haciendo mucho más democrático. Esto le permitirá cobrar nueva vida como una fuerza política poderosa y organizada, una fuerza que nuestro pueblo y nuestra sociedad necesita y que ayudará a empujar a la perestroika hacia adelante y a reunir fuerzas. Se trata de algo particularmente importante en un momento en que la descentralización del control estatal coincide con algunas tendencias centrífugas.
P. ¿Podría exponernos su visión de la Federación Soviética y en qué difiere de la Unión Soviética actual?
R. La democratización y la glásnost nos han llevado a un rápido proceso de resurgir nacionalista. En principio, es un proceso positivo, pero tiene también que romper con las tendencias nacionalistas artificiales. Los acontecimientos en el Báltico, en el Cáucaso y en todas partes han causado preocupación en el exterior y en nuestro país. Podemos encontrar una solución a este problema histórico y estamos cerca de ello. Todavía preferimos el término unión al de federación, aun que es verdad que ciertos elementos confederativos deben utilizar se. Cuando nació la Unión de Re públicas Socialistas Soviéticas hubo un apasionado debate. Lenin opinaba que la Unión debía ser una Federación de Repúblicas iguales, mientras Stalin era partidario de un Estado unitario. La teoría de Lenin fue adoptada formalmente en 1922, pero en la vida real las cosas han sido diferentes. Ahora hemos empezado a crear una nueva Unión en el sentido pririmigenio del concepto. Un Estado multinacional, verdaderamente democrático, y el progreso de la perestroika son interdependientes.
P. ¿Por qué cree que, en las elecciones de Europa del Este tantos ciudadanos que han vivido el comunismo durante décadas parecen ahora rechazar esta filosofía y sistema políticos?
R. Bueno, no es que parezca que: ellos lo han rechazado. Pero lo que rechazan es la falta de libertad, rechazan un sistema que ha introducido la violencia en su carácter nacional y en sus derechos nacionales, rechazan anquilosadas formas de pensamiento. Cuando una sociedad rompe con el pasado de forma dramática, cuando los antiguos ídolos y héroes caen, es como una tormenta de arena. Es muy difícil ver lo que ocurrirá al final.
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