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Entre la abundancia y la falta de eficacia

La revolución política y económica experimentada en la actualidad por los países de la Europa del Este y la precaria situación en la que se encuentra la producción petrolera soviética plantean una serie de interrogantes tanto para los países del Este, que van a verse obligados a adquirir el petróleo y el gas natural que necesiten en divisas fuertes de las que apenas disponen, como para la propia Unión Soviética, que ante los serios problemas que está experimentando su producción puede ver reducida una fuente de divisas imprescindible para el funcionamiento de su economía, que hoy se encuentra prácticamente al borde del caos.

Con algo más de 600 millones de toneladas de crudo y otros 750 millones de toneladas de petróleo equivalente (TEP) en gas natural extraídos en el año 1989, la. Unión Soviética es ampliamente el mayor productor mundial de ambas energías.Estas importantes cifras ocultan, no obstante, una ineficiencia gigantesca tanto en la producción como en la utilización, y que en el caso del petróleo, cuyas reservas no son grandes, comienza a plantear problemas que pueden calificarse de muy serios.

La Unión Soviética posee en la actualidad alrededor del 6% de las reservas recuperables de crudo mundiales, algo más del doble de las de Estados Unidos y similares a las existentes en México o Venezuela.

Tales reservas equivalen a unos 13 años de producción a los niveles actuales, lo cual es realmente muy poco y plantea no sólo un grave interrogante a una economía donde las exportaciones de petróleo desempeñan todavía un papel esencial, sino que además puede convertirse en una amenaza potencial a su seguridad si éstas comienzan a agotarse.

El análisis más conocido acerca del petróleo soviético fue el publicado por la CIA en el año 1977, el cual pronosticaba que a mediados de los años ochenta la Unión Soviética pasaría a ser un importador neto y, en consecuencia, se vería obligada a competir con Occidente por el petróleo controlado por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

Tal predicción resultó completamente errónea con el paso del tiempo, pero, sin embargo, la parte técnica del informe, que se refería a las dificultades del sistema productivo soviético, era un análisis bastante exacto de lo que en realidad ocurría.

La Unión Soviética utilizaba y continúa utilizando en el momento presente técnicas propias de los años cuarenta y cincuenta, completamente obsoletas en Occidente y altamente ineficientes tanto en coste como, lo que es mucho más grave, en recuperación de petróleo.

En efecto, los procedimientos de recuperación más empleados por los soviéticos (inyección de agua), aunque permiten obtener con rapidez niveles altos de producción, después dañan a los yacimientos de tal forma que la recuperación final alcanzada es menor.

Este problema ha sido particularmente grave en los grandes campos de Siberia occidental, donde la producción comenzó a declinar mucho antes de lo. esperado.

En conjunto, si los soviéticos consiguiesen tasas de recuperación similares a las logradas por los países de Occidente, podrían casi duplicar sus actuales reservas recuperables.

Carencias

A esta ineficiencia se añaden otras, como la carencia de un equipo de perforación moderno para trabajar en condiciones extremas, la falta de mano de obra cualificada y una asignación de recursos incorrecta, ya que los planificadores soviéticos durante los años setenta y ochenta han dado prioridad a la producción sobre la exploración, intentando cubrir objetivos a corto plazo, olvidándose del medio y largo plazo.

Por todas estas razones, la producción está entrando en una fase de descenso que puede prolongarse en el tiempo. Para evitarlo, los soviéticos tendrían que invertir en el marco del próximo plan quinquenal (entre los años 1991 y 1995) unos 190.000 millones de dólares (unos 20 billones de pesetas), un 70% más de lo previsto, lo que no está al alcance de la economía soviética actual.

Otras alternativas para evitar esta situación serían la conservación y la colaboración de empresas occidentales en la exploración-producción.

Respecto a la primera alternativa, la economía soviética es increíblemente ineficiente desde el punto de vista energético. Los edificios y hogares soviéticos están normalmente sobrecalentados y con las ventanas abiertas en pleno invierno, y la industria utiliza procesos que consumen entre vez y media y dos veces más energía que en los países de Occidente. Si esta situación se corrigiera, la economía soviética podría trabajar con la mitad o poco más de la energía que necesita actualmente.

Respecto a la segunda alternativa, los soviéticos empiezan a considerar por primera vez la posibilidad de acuerdos conjuntos con compañías occidentales en la exploración-producción de petróleo y de gas.

Al menos 20 compañías petroleras americanas y europeas han expresado un alto interés por invertir en varias áreas de Siberia que al parecer van a ser concursadas. Si esto se confirmara así, los soviéticos podrían conseguir rápidamente parte de los capitales y la tecnología que necesitan, y la situación podría cambiar.

Exportaciones

Las exportaciones soviéticas de petróleo y productos en 1989 ascendieron a 196 millones de toneladas, a lo que hay que añadir 92 millones de TEP en gas natural (ver cuadro 2).

En conjunto, estas exportaciones suministran actualmente a la Unión Soviética alrededor del 40% de las divisas del país. Los otros dos elementos importantes en las exportaciones soviéticas lo constituyen los armamentos, que vienen a representar el 17%, y el oro, del que la Unión Soviética es el segundo productor mundial, después de Suráfrica.

El gas natural, cuya explotación resulta entre un 40% y un 50% más barata que la del petróleo, y del que los soviéticos poseen el 43% de las reservas mundiales, tal vez pueda reemplazar al petróleo en el futuro como fuente de divisas.

Sin embargo, a corto y medio plazo ello puede aportar muy poco, ya que las ventas a los países de Occidente se realizan mediante contratos de intercambio en el que los soviéticos suministran gas a largo plazo a cambio de tubería de acero y estaciones de compresión con gran capacidad.

Por ello, la posibilidad de generar divisas no comienza hasta seis o siete años después de que se hayan iniciado las entregas, una vez que los créditos de compra de equipos han sido devueltos.

Por esta razón, sólo el petróleo y el oro están sirviendo de elementos de ajuste de la balanza soviética en el corto plazo. Pero mientras las importaciones han crecido fuertemente en los últimos meses para tratar de paliar las carencias más inmediatas (la situación económica es tal que los ciudadanos soviéticos tienen que remontarse a 30 o 40 años para recordar una época similar de escasez), ni el petróleo ni el resto de las exportaciones distintas al oro pueden generar las divisas que serían necesarias para equilibrar la balanza comercial soviética.

En el caso del oro, las reservas soviéticas son considerables (éstas suelen mantenerse equivalentes a seis o siete años de producción), pero ocurre que, con el 25% de la producción mundial, la Unión Soviética no es un productor marginal y tiene que prestar atención al impacto de sus ventas sobre el mercado internacional.

En todo caso, si la situación sigue deteriorándose como hasta ahora, la Unión Soviética no tendrá más opción que suprimir en todo o en parte las exportaciones de petróleo en régimen bilateral, que suponen casi 15.000 millones de dólares por año, o ir a una mayor utilización de sus reservas de oro, en espera de que las nuevas medidas económicas comiencen a dar resultados positivos.

Roberto Centeno es catedrático de Economía de la Universidad Politécnica de Madrid.

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