La sombra religiosa se cierne sobre Yemen
Integristas y moderados ventilan divergencias
Las mujeres de Sana, la capital de Yemen del Norte, pasean enteramente cubiertas de negro, en la más estricta tradición del islam. Sin embargo, ni los saidis (shiíes yemeníes) practican los extravagantes ritos de autocastigo de otras sectas shiíes, ni sus hermanos suníes -que siguen la escuela Shafei- son tan puritanos como sus vecinos saudíes. Con todo, el debate sobre la nueva Constitución del Yemen, unido en un solo país a partir del 21 de mayo pasado, despertó los recelos de los integristas musulmanes, que la consideran demasiado alejada de la Charía (ley islámica).
Los recelos religiosos sobre la ley fundamental del Estado aprobada recientemente podrían pasar por un mero choque ideológico, pero encierra conflictos futuros. Las versiones sobre ejercicios militares de fundamentalistas extremistas en el noroeste, y un problema fronterizo con Arabia Saudita ponen de relieve que las diferencias religiosas pueden ocasionar problemas al Yemen. Mientras, los islamistas, opuestos durante años al diálogo con el marxista-leninista Partido Socialista Yemení (PSY), que gobernó en lo que antes era Yemen del Sur, han dado una gran prueba de flexibilidad, al aceptar las negociaciones para la unión entre Sana y Adén. Tal actitud en absoluto equivale a una carta blanca al presidente del nuevo Estado unitario y que antes dirigió los destinos de la norteña República de Yemen, coronel Alí Abdala Salej. "Sí a la unidad, no a la Constitución" era el lema del Jeque Abdelmayid Sendani, difundido a través de miles de cintas magnetofónicas en los dos Yemen.
Pretensiones islámicas
Los rigoristas islámicos de Yemen del Norte pretendían que la Constitución del nuevo Estado unitario estuviera basada en la ley musulmana. No estuvieron solos en sus aspiraciones. En el Sur, religiosos en teoría moderados que acaban de estrenar la libertad de expresarse en un país hasta ahora comunista, salieron a la calle en apoyo de demandas concomitantes.Desde que el pasado 11 de diciembre se iniciara el proceso de apertura política en Adén, se han sucedido en todo el territorio nacional diversas manifestaciones de estudiantes que reclaman la supresión de la educación mixta y el refuerzo de la enseñanza religioa. "Los extremistas aseguran que el artículo número tres de la Carta Magna no concede a la Charía el carácter de única fuente de leyes", explica Husein al Ameri, ex ministro y actual diputado en el Parlamento de Sana.
En su opinión, las quejas están infundadas. "Los redactores de la Constitución se inspiraron en nuestra tradición islámica, y si algunos insisten en no verlo así deben tener otras razones, tal vez bajo la influencia de los enemigos de Yemen", asegura.
La tendencia islamista, que ha agrupado bajo una misma bandera a diversos jefes tribales y religiosos, una treintena de diputados y personalidades políticas, no ha quedado sin contestar en el Sur. Pocos días después de las últimas manifestaciones de estudiantes rigoristas, varios miles de personas desfilaron en señal de protesta contra lo que en sus pancartas calificaban de "fuerzas oscurantistas".
Entre los más activos antlislamistas se encuentran las mujeres, quienes reclaman el mantenimiento del código de estatuto personal vigente en Yemen del Sur. De acuerdo con esta norma, introducida por el régimen marxista, hombres y mujeres son iguales ante la ley, en contra de la tradición musulmana, aún predominante en el Norte, que relega a éstas al nivel de ciudadanos de segunda categoría. En la llanura de la Tihama aún se practica la ablación de clítoris.
La existencia de estas diferencias llevaron al presidente Salej ha expresar su preocupación por el creciente activismo de las corrientes rigoristas que, en última instancia, podrían marcar el futuro político del flamante Estado unido. "Los que intentan sembrar espinas hacia el camino de la unidad de Yemen, bien bajo la cobertura religiosa del islam o del radicalismo político ( ... ), fracasarán y tendrán que enfrentarse a la ira del pueblo", advirtió Salej en un mitin en la ciudad costera de Jodeida poco antes de la unificación.
Proyección
El asunto quedaría en un mero debate ideológico de no ser por la inquietante noticia, difundida en un medio de comunicación occidental, de que varios miles de militantes de una corriente islámica radical se entrenan en la actualidad en el manejo de armas pesadas en la región de Sada, al noroeste del país. Aunque fuera de las zonas urbanas resulte habitual el porte de fusiles al hombro además de la tradicional daga (yambia), las armas pesadas están restringidas al Ejército regular.Tal información ha coincidido con una controversia sobre eventuales problemas de origen tribal en esa misma zona. De acuerdo con varios periódicos del Golfo, se estarían produciendo allí "combates sangrientos" entre fuerzas de algunas tribus y las tropas republicanas. La gravedad de estos incidentes, rápidamente desmentidos por el régimen de Sana, se comprende mejor si se tiene en cuenta que el cabecilla de una de esas tribus, el jeque Abdalá bin Husein al Ajmar, dispone de un mayor número de hombres que el Ejército.
La necesidad de contar con autorizaciones especiales para trasladarse a algunos puntos del país, entre ellos el turístico Maarib, y la existencia de una zona fronteriza en disputa en el Norte, hacen verosímil la idea de dificultades. Aunque ni Asindi, ni Al Ameri, especifican quiénes son los "enemigos", todos los ojos miran a los saudíes, poco partidarios de la unificación de Yemen, por problemas fronterizos.
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