Gorbachov someterá a referéndum la reforma económica
El Gobierno de la URSS está dispuesto a someter a referéndum sus planes para la reforma económica, dentro de la cual se prevé una subida drástica de los precios de los productos básicos. La reforma está contenida en el Programa de Transición a una Economía de Mercado Regulada, que hoy se presenta ante el Sóviet Supremo de la URSS. Así lo anunciaron ayer dos altos funcionarios gubernamentales, el economista Leonid Abalkin, vicepresidente del Consejo de Ministros, y Yuri Masliukov, primer vicepresidente del Consejo de Ministros y jefe del Organismo Central de Planificación (Gosplan).
Poco antes, el presidente Mijaíl Gorbachov, dando muestras de preocupación por el futuro del Estado soviético, criticó en un tono emocional las ideas sobre la soberanía de la República Federativa de Rusia que había expuesto la víspera el político Borís Yeltsin, el candidato radical a la presidencia del Parlamento ruso. Gorbachov le acusó de tratar de eliminar el socialismo en Rusia y de desmembrar esta república.Si el plan económico del Gobierno dirigido por Nikolái Rizhkov no se acepta, el Gabinete debe dimitir, según manifestó MasliLikov, que abogó por una mesa redonda con otras fuerzas políticas, si la subida de los precios es rechazada por la sociedad. El funcionario no entró en detalles sobre cómo sería la mesa redonda ni sobre la forma de llevar a cabo el referéndum.
A partir del 1 de julio, el Gobierno quiere subir los precios del pan, que formalmente no se han tocado desde 1954, dejando para enero de 1991 otras subidas de alimentos. El presidente de los sindicatos oficiales, Guenadi Yanaev, insistió ayer en la necesidad de elaborar un sistema de compensaciones, y señaló que el nivel de comprensión del mercado es "aún muy primitivo".
Por otra parte, el Parlamento lituano aprobó ayer el texto de una carta a Gorbachov en la que le propone dejar en suspenso los efectos de la declaración de independencia proclamada por esta república a cambio de iniciar negociaciones con el Kremlin.
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"Rizhkov desea consensuar la reforma la reforma económica"
Viene de la primera páginaPara poder proceder con la suficiente rapidez, el Gobierno pedirá al Soviet Supremo de la URSS que le permita formular unas normas provisionales con el fin de poner en marcha la reforma económica, que quiere combinar la aprobación parlamentaria de las leyes -en sesiones de trabajo extra veraniegas- con los poderes especiales gubernamentales y los decretos presidenciales.
Nikolái Rizhkov y su Gobierno, que responden por los dos documentos de la reforma económica entregados esta semana a los diputados, viven un momento político difícil, pues podrían ser sometidos a un voto de confianza por parte de los diputados del Grupo Interregional, que han debatido esta posibilidad. Con todo, economistas del Grupo Interregional han discutido con el Gobierno los proyectos que hoy se dan a conocer y muchos de sus puntos han sido incorporados a los mismos. "Si la concepción del Gobierno no se acepta, considero que debemos presentar la dimisión", dijo ayer Masliukov.
El debate de la reforma económica coincide con las sesiones del Congreso de la Federación Rusa, que antes de finalizar la semana podría elegir al presidente de esta república, uno de cuyos candidatos es Borís Yeltsin. Éste fue acogido con una gran ovación el martes, cuando se pronunció por un concepto de soberanía que parta del hombre y se extienda a unidades como los soviets locales o las empresas y a favor de una política de relación de Rusia con otras repúblicas basada en principios económicos de ventaja mutua. Yeltsin pidió un nuevo tratado de la Unión que fije las relaciones entre las repúblicas, dijo que había que plantearse el tipo de centro que quiere Rusia y que no se debe transferir el poder de los burócratas soviéticos a los burócratas rusos.
Pugna con Yeltsin
Gorbachov criticó a Yeltsin por no usar el término "socialista" al hablar de Rusia y negar los principios leninistas expuestos en el Tratado de la Unión de 1922. El presidente calificó de muy "dudosa" la tesis de Yeltsin sobre la soberanía. Esto es "llevar la cuestión de la soberanía hasta el absurdo (...) , y además esto llevaría a la anarquía y al localismo". Según Gorbachov, Yeltsin sigue tal vez apegado a sus "viejas concepciones" de crear algunas repúblicas en Rusia.
Gorbachov consideró esto como un retorno al feudalismo y una vía de desintegración de la Federación Rusa. La división de Rusia en varias repúblicas es un tema evitado actualmente en el discurso político de los reformistas de esta república, pero la idea está en el aire, y sus defensores piensan que la división es inevitable si la gestión del gitantesco territorio ruso ha de ser eficaz.
La importancia que Gorbachov atribuye al Congreso ruso se refleja en la atención que el líder presta a este acontecimiento. "No se olviden que en esta sala se hace alta política", dijo ayer el presidente, que había permanecido toda la mañana en el Congreso e incluso se había quedado solo en su palco de invitados, leyendo informes con la luz apagada durante el descanso.
Las subidas de precios, con unas compensaciones que están aún por elaborar en gran parte, van a ser una prueba para el Gobierno soviético y también para Gorbachov, que ha dado luz verde al paso al mercado. "Sin consenso nacional" no se puede realizar la reforma", dijo ayer el vicepresidente del Gobierno y académico Leonid Abalkin.
"Si hubiéramos procedido hace dos años, hubiera sido más fácil. Hoy es más difícil, pero si lo dejamos, el precio se encarecerá todavía más", manifestó Abalkin refiriéndose al paso al mercado. El alto funcionario y economista anunció una devaluación del rublo para transciones comerciales que aún no está concretada.
El jefe del Gosplan, Masliukov, anunció una conversión parcial del rublo para 1993, una conversión en operaciones de comercio exterior para 1995 y una total conversión de la moneda en el año 2000. Masliukov anunció dos años difíciles, con un descenso del nivel de vida, del consumo, de la producción industrial y del paro. El número de despidos que se van a realizar con el paso al mercado puede llegar a 40 millones de personas.
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