Ocupar viejas casas
La transformación que Barcelona está sufriendo con la excusa de los Juegos Olímpicos nada tiene que ver con los intereses de los que aquí nos hacinamos. Obras por todas partes para convertir la ciudad en un lujo inalcanzable para los que la construimos y le dimos vida. No hay presupuestos para viviendas públicas, pero sí para hoteles; el metro llegará a Montjuïc para transportar durante unos meses a los olímpicos, pero no hay dinero para que llegue el mismo transporte a los miles de habitantes de Ciutat Meridiana, necesidad real y reivindicada desde hace años.Contra la escandalosa especulación del terreno inmobiliario, algunos hemos adoptado una forma de lucha: se trata de la ocupación de viejas casas abandonadas para su posterior e inmediata rehabilitación. Desafiar a la ley con leyes naturales de subsistencia como la necesidad de una vivienda es harto comprendido. Sin embargo, unos cuantos nos obligamos a trabajar y a convivir en esa idea-
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