Los tres poderes de la CE definen la futura Europa

, Las tres instituciones de la Comunidad Europea (CE) se reunieron ayer en Estrasburgo, por primera vez en su historia, para definir el futuro de la Europa unida. Las tres (Consejo de Ministros, Comisión y Parlamento Europeo) coincidieron en la necesidad de una segunda conferencia intergubernamental para llevar a cabo la unión política, además de la unión monetaria. El objetivo es avanzar deprisa para que ambas reformas decisivas puedan entrar en vigor en 1993. Las diferencias se plantean en el reparto de los mayores poderes que resultarán de las transferencias de soberanía nacional a la CE. El horizonte es que la unión política se hará a pequeños pasos.

La Conferencia Interinstitucional Preparatoria, celebrada a iniciativa del Parlamento Europeo, es "un paso histórico y un buen augurio del camino para el futuro", señaló Enrique Barón, presidente de la Eurocámara. Más que el precedente de, que el Consejo de Ministros de la CE, representado por los titulares de Exteriores, haya acudido a Estrasburgo importa la coincidencia de posturas.La Comunidad ha entrado en una fase constituyente, y las nuevas competencias que le aportarán la unión monetaria y la política exterior y de segurídad común exigirán corregir el vacío actual de legitimidad democrática y dar más poder a las instituciones. En eso están de acuerdo todos. En el alcance de la reforma y el procedimiento para llevarla a cabo se concentran los problemas y las dudas.

Se ha iniciado un período de reflexión a fondo. Las cuatro horas de debate a puerta cerrada entre 12 representantes de los Gobiernos (siete ministros y cinco adjuntos o secretarios de Estado), 13 eurodiputados y cuatro responsables de la Comisión volverán a repetirse este año. Además, el martes, el pleno del Parlamento dio su sí a la unión monetaria y el miércoles pidió acelerar la unión política. Y los Doce se reunirán mañana en Dublín para poner a punto la convocatoria de una segunda conferencia intergubern amental que deberá ser aprobada en la cumbre del 25 y 26 de junio.

El objetivo de la unión política está asumido, pero no definido. A la propuesta franco-alemana de una política exterior y de seguridad común le falta adquirir el grado de si será única en todo o sólo en parte. El desarrollo de la integración y solidaridad comunitarias e incluso el principio de ciudadanía europea propuesto por el jefe del Gobierno español, Felipe González, carecen no de apoyo, sino de formulación detallada y método de funcionamiento. Para España, el derecho de residencia en toda la CE es vital.

El ministro español Francisco Fernández Ordófiez apostó por "superar el concepto reduccionista de la unión política para que no sea como la etiqueta de una botella vacía". Defendió dotar la unión monetaria de "medios financieros, jurídicos e ínstitucionales", como pide el Parlamento. El proyecto del ministro belga Mark Eyskens aa reformita, le llaman algunos) es avanzar a pequeños pasos. El ministro francés Roland Dumas prometió para la cumbre de Dublín una propuesta franco-alemana más detallada. El presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, dibujó la síntesis: no se puede alcanzar "una especie de acta única política" si, en lugar de pequeños pasos, se quiere ir a por todas, pero los avances "jarnás deben estar en contradicción con el objetivo final".

Unión y soberanías

Delors, según varias fuentes, impuso además la exigencia de "una especie de constitución evolutiva de la CE, que podría ser eventualmente modificada". Nadie se opone claramente a la convocatoria de la conferencia de los Gobiernos para acordar la unión política. El resultado, en una primera etapa al menos, será como siempre: "un mínimo común denominador", según Fernández Ordóñez. Esta tesis se ve respaldada por la decisión británica, expresada por la secretaria de Estado Lynda Chalke, de "abordar la unión política de manera constructiva, pero sin tocar la identidad y las instituciones nacionales".

El punto de consenso es que la unión política europea será construida paso a paso. Ahora falta saber cómo y quién va a administrarla. Marcelino Oreja, presidente de la Comisión Institucional del Parlamento, recordó que los eurodiputados reclaman estar asociados a los trabajos de los Gobiernos, compartir el derecho de iniciativa legislativa y poder ratificar las reformas futuras. Contra esta demanda se alzan las condiciones de Delors de preservar las actuales instituciones y el equilibrio existente. No se sabe entonces cómo la Comisión Europea va a ceder en parte su monopolio de iniciativa legislativa al Parlamento.

El eurodiputado Valéry Giscard d'Estaing definió el futuro como una Europa federal para gestionar la unión monetaria y el mercado único, y una confederación para tomar decisiones de unión política. Francia y la RFA apuestan por la segunda parte cuando hablan de un Consejo Europeo de jefes de Estado y de Gobierno con una estructura y un presidente nombrado por dos o tres años.

Los Gobiernos aspiran a decidir todo por arriba. La Comisión no renuncia a transformarse algún día en el verdadero Gobierno eufopeo. La separación rígida de unión monetaria y unión política no resuelve las cosas, pues, como comentó el ministro belga, "el problema del control del futuro Banco Central Europeo demuestra la interferencia entre unión monetaria y unión política".