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González inicia su primera visita a Canadá

El presidente del Gobierno, Felipe González, inicia hoy su primera visita a Canadá para fomentar el comercio con la otra gran potencia transatlántica y conocer de cerca a su homólogo, Brian Mulroney, acosado estos últimos días por la oposición por permitir que los pesqueros españoles hagan estragos en los mares vecinos.

González, que llegará esta tarde (primera hora de la madrugada en España) a la capital federal, devuelve con su viaje la visita que hizo a España en 1982 el entonces primer ministro canadiense, Pierre Trudeau. La estancia del presidente español quedará, sin embargo, un poco deslucida porque no le acompaña su ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, al no encontrarse en Ottawa su homólogo canadiense, Joe Clark, que tiene otros compromisos con la Commonwealth.La delegación española estará, no obstante, integrada por dos ministros, de Industria y el Portavoz del Gobierno, así como por dos secretarios de Estado, de Comercio y de Cooperación Internacional, y en paralelo a la visita presidencial se desarrollará otra de empresarios españoles encabezados por el presidente de la CEOE, Jose María Cuevas, y el del Banco Central, Alfonso Escámez.

Canadá, la séptima potencia industrial del mundo, es uno de los pocos países con los que España mantiene una balanza comercial con excedentes (la tasa de cobertura es del 109%), aunque el superávit español ha disminuido de 21.000 millones de pesetas en 1986 a tan sólo 4.000 el año pasado sobre un volumen de intercambios de 84.000 millones.

Cazabombardero F-18

La relación es también fructífera en otros aspectos a juzgar por la variedad de acuerdos bilaterales existentes, que abarcan desde la cooperación cultural hasta el intercambio de información sobre el cazabombardero F-18, a los que Madrid desearía añadir otros científico-técnicos.La única nube en la relación bilateral es, según fuentes españolas, el empeño de Ottawa en reducir la presencia de los pescadores de la Comunidad Europea (CE), fundamentalmente españoles y portugueses, en sus aguas territoriales, e incluso más allá, y de mermar la aplicación de un acuerdo hispano-británico de 1922, que otorga facilidades a los pesqueros españoles en los puertos canadienses. En las aguas juridiscionales canadienses, la presencia española ha disminuido en dos tercios estos últimos años.

El pasado 7 de mayo, el líder de la oposición a Mulroney, el liberal Herbert Gray, exigió al Gobierno federal en el Parlamento que amplíe sus aguas territoriales más allá de las 200 millas para evitar que "españoles y portugueses continúen saqueando nuestros recursos piscícolas", pero Clark le contestó que con estas críticas sólo dificultaba más su labor de persuasión con la CE.

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