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Gorbachov, la 'perestroika' y la contabilidad de costes

Jesús Lizcano Álvarez

La posibilidad de implantar en la empresa una contabilidad de costes para evaluar los objetivos económicos propuestos es, a juicio del autor, uno de los cambios de mayor trascendencia dentro de la perestroika que ha puesto en marcha Gorbachov en la URSS para modernizar su aparato productivo.

De los muchos aspectos y variables que conforman el contenido de la perestroika y que caracterizan el proceso de reforma económica impulsado por Gorbachov en la Unión Soviética, hemos creído conveniente detenernos en uno de los objetivos básicos de esta importante revolución histórica: el aumento de la eficiencia en el sistema económico, y, dentro de este objetivo, en la mejora de la información económica-financiera generada en dicho ámbito.Ello nos lleva necesariamente a uno de los aspectos en los que ha incidido Gorbachov en sus intervenciones, discursos y divulgaciones relativos a la propia perestroika, en relación con la reforma del funcionamiento de las empresas: la necesidad de implantar en las mismas lo que nuestro amigo Gorbi denomina una "contabilidad de costes".

En este contexto, Gorbachov se ha apoyado repetida mente en las teorías Y en las realizaciones de la época de Lenin. Se ha ocupado notoriamente de señalar así que en la época de Lenin hubo numerosas empresas privadas que adoptaron todas ellas un sistema de contabilidad de costes.

Evidentemente, el contenido que le otorga Gorbachov a la expresión contabilidad de costes es más amplio que el que normalmente le corresponde en el mundo occidental, y más concretamente en el mundo académico de las ciencias empresariales, en el que, como es sabido, la contabilidad de costes es una parte o rama de la contabilidad de las empresas que se ocupa, entre otras cosas, del estudio y análisis de los costes, de su acumulación para la formación del valor de los productos, del control de los mismos, todo ello dirigido a analizar el grado de cumplimiento de los objetivos internos de la empresa.

Para Gorbachov, sin embargo, según las referencias que ha realizado en alguna ocasión a este respecto, la contabilidad de costes tiene un sentido más amplio, que supera la propia esfera de lo contable. Para él, la aplicación de una contabilidad de costes significa la realización de una contabilidad sobre criterios económicos, es decir, la realización de una contabilidad que tenga en cuenta todos los costes de realización de los productos (bienes y servicios), y además tenga en cuenta los costes reales; en base a esta perspectiva se hace necesario así imputar los ingresos correspondientes a los precios realmente habidos, olvidando todos los componentes de subsidios, de baja de precios por subvenciones, precios esta Gostplan, etcétera; es decir, se trata, en definitiva, de llevar a cabo una contabilidad que refleje fielmente la formación del valor y el verdadero beneficio, o pérdida en su caso, realmente generado; y, en un tramo más completo y más exigente, que puedan llegar a contabilizarse los denominados costes de oportunidad, tan altos, si se tienen en cuenta todos los componentes provinientes del Estado en la economía soviética.

Reforma económica

La contabilidad de costes significa mucho, por tanto, para Gorbachov. Significa un punto fundamental en su reforma económica; significa la autonomía contable de las empresas, esto es, que puedan llevar una contabilidad propia e independiente, inherente, por tanto, a un sistema de financiación y de dirección propios y autónomos y libres de toda orden o norma impuesta en cuanto a los objetivos y en cuanto a los recursos o subsidios asignados. Una contabilidad de costes significa, por tanto, para Gorbachov, que las empresas puedan llegar a medir realmente tanto su eficiencia como el excedente realmente obtenido en su funcionamiento; por ello Gorbachov ha denominado en alguna ocasión a esta necesaria contabilidad de costes contabilidad de pérdidas y beneficios, es decir, haciendo hincapié en su función de mecanismo de transparencia que informe del verdadero resultado obtenido en la gestión y funcionamiento de las empresas soviéticas.

Para Gorbachov, la contabilidad de costes representa, por tanto, una huida hacia adelante y un respirar aire puro en la libertad de las empresas, que podrían de esta forma, en base a su propia situación y resultados, así como en base a sus costes, fijar coherentemente los precios en función de esos costes y de la calidad y posible demanda de los productos; significa asimismo, para Gorbachov, el ideal de que las empresas consigan, aprovechen y se distribuyan adecuadamente los recursos financieros, y puedan optar, en todo caso, bien por una Financiación propia, bien por una Financiación ajena, decidiendo ellas el equilibrio entre una y otra en función de sus previsiones y de las necesidades inherentes a sus productos, a la productividad de sus trabajadores, etcétera.

Esta contabilidad de costes, considerada así como una verdadera contabilidad de gestión (no en vano es la rama más importante de ésta), constituye un perfecto mecanismo de imputación de responsabilidades que está muy presente en la perestroika de Gorbachov, en base al importante objetivo de poder responsabilizar a cada persona de lo que hace y poder hacer que los demás puedan saber cómo actúa esa persona, premiando sus logros o criticando sus fracasos.

Nuevos métodos

Por ello, para nuestro Gorbi, la contabilidad de costes es un instrumento esencial de información, absolutamente necesario para llevar a cabo lo que él llama métodos predominantemente económicos, esto es, los que responden a la libertad de realización para todos los elementos que intervienen en la actividad económica, tanto en el trabajo de la mano de obra como en la utilización del capital, como en la gestión de las empresas, como, en definitiva, en la demanda de los miembros de la sociedad; esto nos lleva directamente a lo que podríamos llamar una economía de mercado socialista, esto es, una economía de mercado con una vitola socialista.

Gorbachov, en fin, redundando en estas ideas, se muestra convencido de que en la agricultura, por ejemplo, se han de implantar formas efectivas de organización que se basen en una plena contabilidad de costes, dado que las granjas colectivas cuentan con una cierta tradición en este sentido y que, por otra parte, la población rural es emprendedora y está llena de recursos, en cuyo contexto la aplicación de una contabilidad de costes permite una mayor movilidad y flexibilidad, y contribuye a un mayor grado de autosuficiencia y de autofinanciación.

Son éstas ideas que, a nuestro juicio, merecen una reflexión sobre la importancia que esta disciplina, la contabilidad de costes, o, en definitiva, la contabilidad de gestión, según la significación que le atribuye Gorbachov, puede tener dentro de los postulados de la perestroika, y que pueden contribuir a recordarnos el momento tan importante por el que atraviesa esta disciplina contable, y la necesidad de impulsar la reforma internacional de la misma, iniciada en la segunda mitad de los ochenta, y que se habrá de consolidar necesariamente en la última década de este siglo, con lo cual podríamos así ofrecérsela a nuestros buenos amigos -pronto hermanos- de la Europa del Este, en lo que podría constituir, además de una contribución a sus reformas, una aportación a la normalización internacional, al menos en el plano conceptual, de la contabilidad interna de la empresa.

Jesús Lizcano Álvarez es catedrático de Economía Financiera y Contabilidad en la Universidad de León y pre sidente de la Comisión de Contabilidad de Gestión de AECA.

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