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43º FESTIVAL DE CANNES

El mundo del cine sigue respondiendo a la salvajada fascista de Carpentras

Fanny Ardant, miembro del jurado, leyó un comunicado de condena

Ayer, en la radio y la televisión francesas, la actriz Fanny Ardant, miembro del jurado de Cannes-90 y en nombre de éste, pronunció unas indignadas palabras contra la salvaje profanación de tumbas judías en la cercana ciudad de Carpentras. Se oyó en ellas la idea de que brotes como éste no son simples asuntos nacionales, y que el cine, medio de comunicación sin fronteras, debe combatirlos de raíz. Eso es lo que está ocurriendo en las pantallas de La Croisette. El cine responde al alarmante crecimiento del fascismo en Europa. Ayer se presentó en la sección oficial del festival una soberbia reconstrucción de la época en que el estalinismo se encontraba asentado en el poder en Varsovia. La película El interrogatorio, de Richard Bugasjki, se filmó entre 1980 y 1981, durante la eclosión del sindicato Solidaridad.

Las respuestas más enérgicas siguen llegando del cine de Polonia y no sin fundamento histórico. Si en la crónica de ayer recogimos el estremecedor testimonio que ofrece Andrejz Wajda sobre el gueto de Varsovia en el Filme Korczak, ahora llega El interrogatorio, escrito y realizado por Ryszard Bugajski, un intenso filme donde se desvela sin una sola concesión el carácter fascista del estalinismo.La película, que ha estado prohibida en Polonia durante ocho años, cuenta también una historia verídica: la de una mujer víctima -extraordinaria creación de la actriz Krystyna Janda, una de las intérpretes preferidas del director polaco Andrzej Wajda, que en esta película es una cantante sometida a insoportables presiones y torturas- de la policía política polaca durante los años que separan a la gran purga que siguió a la caída de Gomulka y la muerte de Stalin.

En el ambiente enrarecido que han creado en Cannes losa suesos de Carpentras, ambas obras han multiplicado su fuerza de convicción. Los gritos de Krystyna Janda a sus torturadores, o profanadores, negándoles su coartada socialista y proclamando su verdadera condición de fascistas, levantó la primera ovación que se ha oído dentro de una película en esta edición del Festival de Cannes.

Terrible y verídico

Un tercer asunto similar, no menos terrible y verídico, es el que cuenta el filme norteamericano escrito y dirigido por el británico Alan Parker, Come see the paradise. La película está protagonizada por Dennis Quaid y por Tamlyn Tomita.A raíz del ataque del Japón a Pearl Harbor en 1940, que hizo entrar a Estados Unidos en la II Guerra Mundial, más de 110.000 ciudadanos norteamericanos de origen japonés fueron internados en campos de concentración a la manera brutal de las reservas indias, sin proceso alguno, sin causa alguna, por su raza, en una de las más delirantes violaciones que se recuerdan de una Constitución por un Gobierno constitucional.

El fascismo anidaba también en el corazón de la América liberal de Roosevelt. Y una vez más, la eterna cuestión: el fascismo no es una idea sino una manera de tener cualquier idea, ya sea la nazi, la socialista o la liberal. Y esta es la luz que el cine arroja estos días sobre Carpentras y sus verdaderos autores.

La desgracia del gran asunto argumental que encierra el filme de Alan Parker, Come see the paradise, es el propio Alan Parker, que -como en Birdy, Fama, Expreso de medianoche, El corazón del ángel y Arde Mississippi- sigue siendo un pastelero que se empeña en trabajar con materias amargas. Todo lo endulza hasta el empalago. Y su blanda, mentirosa cámara, convierte a este vidrioso asunto en una especie de edredón de plumas. Posible premio.

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