Rendimiento y salud
Ahora, momentos en que comenzamos a ocuparnos más en serio de investigar el nivel de calidad de la vida en las ciudades para mejorarlo, desearía dar una llamada de atención sobre el (parece ser no va más moderno) diseño de oficinas.Tengo la suerte de trabajar, y nunca mejor dicho, ya que me cuento entre las personas que aún tenemos puesto tras la reestructuración llevada a cabo hace pocos meses en el centro que Ensidesa mantiene en Madrid.
Dicho centro ha sido recientemente reestructurado y remodelado, contando actualmente con unas oficinas ultramodernas; esto es, naves diáfanas donde, salvo algún despacho de directivos o sala de reuniones, la separación entre puestos de trabajo está hecha con archivadores, mamparas y biombos.
¿Alguien puede decir la calidad que puede tener, al mediodía o la una de la tarde, el aire respirado en una nave en la que, de 29 personas, 23 son fumadoras practicantes?
¿Alguien se ha molestado en medir el desgaste nervioso sufrido por aquellos trabajadores que han de desarrollar una labor administrativa o informática en puestos de trabajo ubicados en un pasillo, en el sentido más literal de la palabra, tratando de concentrarse en su labor en medio del ir y venir ajenos?
¿Alguien tiene idea de los decibelios que se pueden alcanzar en determinados momentos en estas maravillas del diseño, a pesar de sus paredes más o menos insonorizadas? Sumen ustedes: timbres de teléfono, conversaciones, fotocopiadoras, máquinas de escribir, de calcular, de fax en funcionamiento, etcétera. El resultado es un guirigay que pone a prueba los nervios de cualquiera.-
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