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Bolivia, condenada a la estabilidad

El pacto de Gobierno entre Paz Zamora y el ex dictador Hugo Bánzer cimenta la recuperación

El Gobierno actual, de coalición del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), del presidente Jaime Paz Zamora, y la Acción Democrática Nacionalista (ADN), del ex dictador Hugo Bánzer, continúa la misma política neoliberal que inició en 1985 el anterior presidente, Víctor Paz Estenssoro, y su Gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionarlo (MNR).En Bolivia, con la llegada de un nuevo Gobierno, el pasado 6 de agosto, nada ha cambiado en lo que se bautizó en su día como "nueva política económica". La única diferencia es el número del decreto que marca las directrices de la economía. En el Gobierno anterior ese decreto era el 21.060. El decreto del Gobierno actual lleva el número 22.407. Aparte de la numeración, nada parece haber cambiado.

El pueblo boliviano sigue sometido a un duro plan de ajuste y todos miran el horizonte en espera de una ansiada reactivación que no acaba de llegar. Las variables macroeconómicas se mantienen controladas y esto no parece poca cosa en un país que hace cinco años vivía una hiperinflación desbocada que llegó a proyectarse hasta un 25.000% anual. El trauma de la hiperinflación durante el Gobierno de Hernán Siles Zuazo, de transición a la democracia, entre 1982 y 1985, marcó profundamente el alma colectiva boliviana. La referencia a la hiperinflación aparece continuamente en las respuestas a la pregunta de cómo se explica que los bolivianos, tras cuatro años de un Gobierno que aplicó un duro programa de ajuste, hayan votado masivamente por los candidatos y partidos que en definitiva prometían más de lo mismo.

Voto 'económico'

En las elecciones presidenciales del 7 de mayo del año pasado, Gonzalo Sánchez de Lozada (MNR), conocido popularmente como Goni, ministro de Planeamiento de Paz Estenssoro, artífice y símbolo palpable del programa de ajuste, fue el candidato presidencial más votado, con algo más de un 23%. Los que siguieron en votos a Goni fueron el ex general y ex dictador Bánzer (ADN), con casi un 23%, y en tercer lugar Paz Zamora (MIR), que rebasó el 19%. de votos. Paz Zamora (MIR) llegó a la presidencia como consecuencia del ,,acuerdo patriótico" con Bánzer (ADN) en lo que parecía un matrimonio contra natura entre un ex dictador derechista y un líder con un pasado izquierdista. Nada menos que dos tercios del electorado boliviano dieron su voto a los tres candidatos y partidos más votados que iban a continuar con la dura política de ajuste.Carlos Meza, historiador y periodista, explica esta conducta electoral del pueblo boliviano por el recuerdo de la '11perinflación y huelgas delirantes durante el Gobierno de Siles Zuazo; hubo 51 días de huelga del Banco Central y 15.000 mineros despedidos ocupaban las calles. Siles tuvo un comportamiento ultrademocrático y toleró todo. Esta situación traumatízó a todos y dejó el país al borde del abismo con un 25.000% de inflación proyectada. Esto generó un condicionamiento histórico y psicológico. El trabajador sabe que el Gobierno no puede pagar más, y . no tiene gana de recibir una bolsa llena de ceros sin ningún valor, como en los días de la hiperinflación".

Las condiciones de vida hoy en Bolivia son terriblemente duras. El salario medio en el sector privado sólo alcanza 207 bolivianos (7.150 pesetas), pero ésta es una cifra estadística, y una gran mayoría no gana esa cantidad. Los maestros estatales están estos días de nuevo en huelga en Bolivia. El pasado noviembre una huelga de hambre de dirigentes del gremio de maestros se extendió por Bolivia y obligó al Gobierno a decretar el estado de sitio en todo el territorio nacional. En la sede del sindicato del Magisterio en La Paz los maestros esperan una asamblea informativa. Elisabeth, de 32 años, casada y con tres hijos, de 10, siete años y el pequeño de seis meses que lleva en brazos, es profesora de artes plásticas en una escuela. I ras ocho años de ejercicio de la profesión, Elisabeth gana 150 bolivianos mensuales (5.170 pesetas). El marido de Elisabeth es empleado de los ferrocarriles y gana 3GO bolivianos (10.340 pesetas). A la pregunta de cómo viven con esos ingresos resume con la frase "haciendo equilibrios".

El dirigente de la huelga de maestros, Miguel Lora, de 32 años, secretario ejecutivo del sindicato de maestros, se confiesa trosquista y asegura que Bolivia vive una situación prerrevolucionaria, "aunque los partidos de la izquierda, especialmente el partido comunista, consideran que las masas están derrotadas". Lora es profesor de filosofía, y da 18 horas de clase semanales en un instituto. Él y su esposa, también profesora, ganan unas 15.500 pesetas mensuales. Tienen cuatro hijos, y a la pregunta de cómo salen adelante responde: "Comemos la mitad de lo que deberíamos comer. Nuestros cuatro hijos hace tiempo que no toman leche, no se comen huevos. Vivimos a base de hidratos de carbono".

Pueblo sufrido

A la hora de enumerar los motivos por los que el pueblo boliviano acepta el plan de ajuste, explica el periodista Meza que "Bolivia es un país más pobre que otros, capaz de sobrevivir con nada, con una dieta que nadie soportaría. Es un pueblo acostumbrado al ajuste y a la escasez. Aquí la gente espera seis horas un autobús, y si no llega suben 15 kilómetros a pie sin protestar. Hay una capacidad histórica del pueblo para soportar el sufrimiento".El economista Carlos Toranzo considera que para conservar la legitimidad del modelo y la estabilidad política es necesario satisfacer las necesidades básicas, para evitar el surgimiento de una posible violencia política. El jesuita catalán José Gramunt ha pasado casi toda su vida en Bolivia, donde hoy dirige una agencia de prensa. A la pregunta de cuánto podrá aguantar el pueblo boliviano una política de ajuste, Gramunt se ríe y responde que tiene en su despacho una bola de cristal como las que usan los pescadores de su Tarragona natal y "para responder a esa pregunta tendría que mirar fijamente en la bola de cristal".

Lucy explota a Brigida

En el mercado Camacho de La Paz trabajan en un puesto de ultramarinos Lucy, de 17 años, que es la propietaria, y Brígida, de 14 años, la dependienta. Brígida hace sólo un mes que vive en La Paz, llegó de: Mina Viloco, una inhóspita región minera en el altiplano de: Bolivia, y aunque sólo tiene 14. años ya dejó la escuela porque necesita ganar dinero. Trabaja Brígida doce horas y media todos los días, desde las siete de la mañana hasta las 191.30, pero los domingos sólo tiene que trabajar hasta el mediodía. A fin de mes Brígida cobra de salario 50 bolivianos (1.725 pesetas). Con 50 bolivianos, Brígida podría comprar dos docenas de huevos, dos kilos de pollo, cinco litros de: leche, un litro de aceite, dos kilos de arroz, un kilo de azúcar, dos kilos de carne picada, y le quedarían todavía siete bolivianos.La dueña del puesto de venta, Lucy, estudia bachillerato y es muy buena estudiante; explica que es la abanderada de su clase. Cuando termine el bachillerato, Lucy quiere estudiar bioquímica en la Universidad. Lucy no es la propietaria del puesto, tiene que pagar 100 bolivianos al mes (casi 3.500 pesetas) de alquiler al propietario y luego los impuestos al Ayuntamiento y otros gastos. A fin de mes, tras pagar todo, incluido el salario de Brígida, a Lucy le quedan 200 bolivianos de ganancia (casi 7.000 pesetas). Objetivamente, Luey explota a Brígida, pero la ganancia de la joven comercianta que aspira a ser bioquímica tampoco es una maravilla. Vive Lucy con su abuela y seis hermanos. Sus ingresos en el puesto de alimentos permiten sacar adelante la economía familiar.

La ciudad de La Paz es un reflejo perfecto de la estratificación social, pero a la inversa: los ricos viven abajo y los ricos arriba, en los altos. Abajo la temperatura es más agradable, y la diferencia de altura llega hasta 600 metros, que se notan a la hora respirar cuando se busca oxígeno con ansiedad. En los supermercados de La Florida, en la parte baja de La Paz, el comprador puede sentirse trasladado a Miami por los productos de todos los países que se pueden comprar allí. Un paquete de pañales desechables para bebés cuesta casi tanto como el sueldo mensual de Brígida, la dependienta del mercado Camacho en el centro de La Paz.

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