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Checoslovaquia, Hungría y Polonia intentan coordinar su política exterior

Los máximos dirigentes de Checoslovaquia, Polonia y Hungría se reunieron ayer en Bratislava (capital de Eslovaquia) para iniciar la búsqueda de nuevas formas de cooperación y coordinación de sus políticas exteriores. "No podemos volver a la Europa del pasado, sino que debemos reflexionar sobre la Europa del futuro y fijar los plazos a seguir para semejante retorno", acentuó ayer el presidente checoslovaco, Vaclav Havel, en la apertura de la cumbre.

El llamado mitin 90 contó con la participacíón de los presidentes, jefes de Gobierno, ministros de Asuntos Exteriores y unos 30 parlamentarios de Checoslovaqala, Hungría y Polonia. En calidad de observadores asistieron los ministros de Exteriores de Yugoslavia, Austria, e Italia.En la cumbre se trataron problemas de política exterior (en especial el retorno a Europa), la seguridad europea y la cooperación regional, así como los obstáculos existentes en este campo, debido al atraso económico de los tres países y al problema de las minorías, según, un portavoz del Ministerio checoslovaco de Asuntos Exteriores.

Havel mantuvo con su homólogo húngaro, Matyas Szüros, negociaciones bilaterales sobre sus respectivas minorías. Ambos acordaron mejorar sus condiciones de vida. El presidente checoslovaco informó a su colega que Checoslovaquia piensa cambiar las partes del programa Kosice (adoptado tras la II Guerra Mundial bajo la presión comunista) que marginan a las minorías.

La peor fecha posible

Hungría estuvo a punto de no acudir a la cumbre de Bratislava porque, según coinciden el Gobierno ya en funciones y la oposición, la fecha era la peor posible para este país, un día después de sus elecciones, informa desde Budapest. No obstante, la decisión de acudir se debió tanto al respeto que infunde en Budapest el iniciador del encuentro, Vaclav Havel, como el temor siempre existente en Hungría (basado en experiencias históricas) de quedarse aislada en la región, entre países eslavos, por un lado, y, por otro, una Rumania con la que las relaciones siguen prácticamente congeladas.

Dos cuestiones son de especial interés para Hungría en este encuentro, aunque tanto el Gobierno como la delegación de partidos de la oposición que acude a Bratislava tienen pocas esperanzas de que produzca algún avance significativo. Una es el rápido deterioro de la situación de los húngaros en Eslovaquia, con el resurgir del nacionalismo eslovaco en contra de los derechos de la minoría magiar existente en la región. Una declaración sobre los derechos de las minorías es, sin embargo, cada vez más difícil, en opinión de algunos participantes. Otra es que, de los tres países que participan en el encuentro, Polonia -hipersensibilizada actualmente por el proceso de unificación alemana y la ambigüedad del Gobierno de Bonn respecto a las fronteras germanopolacas- no quiere oír hablar de derechos para la minoría alemana en su territorio, exista ésta o no, extremo que Varsovia niega.

Por otro lado, tanto el Gobierno de Mlklos Nemeth como el Foro Democrático -triunfador en las elecciones del domingo- consideran que el Consejo de Asistencia Económica Mutua (Comecon) debe ser liquidado de una vez por todas. Por ello, la creación de un eje entre Varsovia, Praga y Budapest para la defensa de una supresión del Comecon con salvaguardia de los intereses de estos tres Estados frente a Moscú parece recomendable.

El ministro de Exteriores italiano, Gianni de Michelis, por su parte, señaló que cuando su país asuma la presidencia de la Comunidad Europea, en julio, promoverá un acuerdo de asociación entre la Comunidad y los países de Europa central y oriental.

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