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La crisis del Báltico ocupa la atención de Washington y Moscú

Las reclamaciones independentistas de Estonia y Lituania ocupan la atención de los Gobiernos soviético y estadounidense, decididos a buscar con urgencia una solución que impida un deterioro de las relaciones bilaterales y permita a Mijaíl Gorbachov proseguir su política de perestroika y glasnot. El líder soviético exigió al presidente del Soviet Supremo de Estonia, Arnold Reutel, que anule la declaración de independencia, y su ministro de Asuntos Exteriores, Edvard Shevardnadze, pedirá el presidente norteamericano, George Bush, que la crisis del Báltico no interrumpa el clima de distensión entre Washington y Moscú.

El ministro soviético, entregará mañana al presidente de EE UU, George Bush, una carta personal del máximo líder de la URSS, Mijaíl Gorbachov, al final de una visita de tres días a Washington en la que tanto norteamericanos como soviéticos han tratado de que la crisis de Lituania no interrumpa el clima de distensión en las relaciones entre ambos países y ponga en peligro la celebración de la próxima cumbre entre las dos superpotencias. El contenido de la carta no ha sido revelado, pero se espera que Gorbachov reitere en la misiva la promesa soviética de no utilizar la fuerza contra la república báltica siempre que no se produzca una situación de violencia en Lituania. Bush escribió a Gorbachov el viernes para asegurarle que "los soviéticos comprenden nuestra posición y entienden que no tratamos de hacer las cosas más difíciles para Lituania o para la Unión Soviética". Bush ha sido duramente criticado en el Congreso por lo que algunos influyentes congresistas califican de "postura tímida" de su Administración en el tema lituano.La Cámara de Representantes seguramente aprobará esta semana una resolución pidiendo a la Casa Blanca el establecimiento de relaciones diplomáticas con Lituania "tan pronto como sea posible". Sin embargo, por presiones de Bush, el proyecto de resolución ha eliminado una petición original de reconocimiento inmediato del nuevo Gobierno secesionista lituano. Estados Unidos nunca reconoció la anexión por Moscú de las repúblicas bálticas.Por su parte Gorbachov exigió la anulación de la declaración independentista de Estonia en llamada teléfonica al presidente del Soviet Supremo de esa república, Arnold Rutel. La declaración aprobada por su Parlamento subraya que Estonia es un país ocupado desde 1940 y no reconoce la Constitución de la URSS.Las señales de desbloqueo del conflicto entre Lituania y Moscú son aún contradictorias, pese a los llamamientos al diálogo que hacen algunos representantes de la vida política como Iván Laptev, que dejó ayer el puesto de director del diario Izvestia para ocupar el de presidente del Soviet de la Unión. Laptev se declaró convencido de que se llegará al diálogo y se encontrará una solución mutuamente satisfactoria.

Parte de la delegación lituana, presidida por el vicejefe del Gobierno Romualdas Ozolas, que trataba de negociar en Moscú regresó ayer a Vilna sin haber encontrado otro interlocutor en el Kremlin que Alexandr YakovIev, miembro del Consejo Presidencial. Virgiljus Bickauskas, jefe de la representación lituana en Moscú, manifestó que el encuentro había sido "positivo" ya que "por lo menos se había hablado con alguien".En Vina, mientras tanto, el Parlamento preparaba una respuesta al mensaje de Mijaíl Gorbachov en el que pedía que se revocara la declaración de independencia. Al tiempo que los diputados discutían los puntos de la misiva, en la calle varios miles de personas contrarias a la secesión realizaban un mitin de protesta.

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