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La voz de los cincuenta

Una generación de poetas ve recogido en un libro su propio testimonio

Encuentros con el 50, la voz poética de una generación, la recopilación en forma de libro de los debates habidos en mayo de 1987 en el teatro Campoamor de Oviedo, fue presentada el viernes en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, una semana después de una presentación similar celebrada en la capital del Principado.

En el acto, al igual que en Oviedo, participaron algunos de los principales miembros de la mencionada generación. En Madrid se sumó, discretamente, un destacado representante de los 50, el novelista Juan García Hortelano, que además ha hecho antología de algunos de sus compañeros.Las jornadas que han dado lugar al libro se celebraron en mayo de 1987 en el teatro Campoamor de Oviedo, y fueron coordinadas por el escritor Milguel Munárriz con el patrocinio por la Fundación Municipal de Cultura. En el acto del viernes, en el Centro Cultural de la Villa, en Madrid, Ángel González, José Agustín Goytisolo, José Manuel Caballero Bonald, Yvonne Barral, Francisco Brines, Fernando Quiñones y el crítico Jordi Virallonga fueron los encargados de recordar ante los numerosos asistentes los comienzos de una generación de poetas que convivió con los años oscuros de la posguerra. El músico Pedro Avila, además, cantó a algunos de los poetas presentes, singularmente a Ángel González y a Jaime Gil de Biedma.

Caballero Bonald, Goytisolo y Brines mostraron los profundos desacuerdos formales que existen entre diferentes poetas. Caballero afirmó que la amistad, que los ha unido a todos, con la circunstancia histórica y una forma similar de enfrentarse a la vida "son los únicos fundamentos del grupo, que carece de otros de tipo teórico".

Fraternidad de grupo

Goytisolo reafirmó el carácter "fraternal del grupo" y su característica de "no excluyente", al tiempo que hizo ver como innecesario el afán por introducir dentro del grupo del cincuenta a todos los poetas de calidad que generacionalmente puedan pertenecer a él. Esta misma distinción entre grupo y generación fue aprovechada por Brines para hacer notar que en su opinión "la relación amistosa, el trato continuado y no la teoría literaria fueron el fundamento del grupo". La presencia de Yvonne Barral, viuda del poeta y editor Carlos Barral, convirtió el acto en un improvisado homenaje a los miembros del grupo del cincuenta ya desaparecidos, Jaime Gil de Biedrna, Alfonso Costafreda y el propio Barral.Al finalizar las intervenciones, el público pidió a los poetas que leyeran algunos de sus versos. José Agustín Goytisolo leyó un poema propio y dos de Alfonso Costafreda, "el mejor, el más resplandeciente de todos nosotros", afirmó.

Yvonne Barral, visiblemente emocionada, leyó versos de Biedma y de su esposo. Cada poeta quiso rescatar algún ausente, como Francisco Brines, que disculpó la no presencia de Claudio Rodríguez, "debida a un compromiso anterior en Ávila. Pero Claudio me ha dicho que nos dejaba bajo la protección de Santa Teresa".

Fernando Quiñones leyó un poema de Carlos Sahagún, también ausente, y Ángel González, patriarcal y benéfico, muy silencioso, se limitó a apuntar que los miembros del grupo del cincuenta "habían bebido en compañía mucho y bien; cuestión muy importante, pero formal y estilísticamente somos muy diversos".

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