Mayoría espartaquista
Jandilla / Ortega, Espartaco, Soro
Toros de Jandilla, discretos de presencia, bien armados, flojos, dieron juego. Ortega Cano: siempre en la suerte de recibir, pinchazo, otro bajísimo y estocada trasera (vuelta); pinchazo hondo traero -aviso- y descabello (vuelta). Espartaco: pinchazo y estocada saliendo trompicado (petición y dos clamorosas vueltas al ruedo); siempre perdiendo la muleta, pinchazo y bajonazo (oreja). El Soro: pinchazo y bajonazo trasero (ovación y salida al tercio); pinchazo y estocada corta caída (vuelta).Plaza de Valencia, 19 de marzo (tarde). 13ª y última corrida de feria.
En el plebiscito que es toda corrida de toros, el espartaquismo gana por mayoría absoluta. Todos los públicos taurinos son espartaquismas, y el valenciano, como el que más. Los públicos taurinos van a la plaza para ver triunfar a Espartaco. Se es de Espartaco igual que se es del Real Madrid, y la cuestión estriba en que gane, aunque sea de penalti y en el último minuto.Nada hay que objetar, naturalmente, si bien ocurre con el espartaquismo lo que con cualquier facción apasionada: los militantes no distinguen méritos y deméritos. A ellos les trae sin cuidado -y, si les preguntas, todo son méritos- pero da pena de que no se enteren. Por ejemplo, ayer tuvo un mérito enorme la primera faena de Espartaco, pues el toro era reservón, hasta tiró algún tornillazo suelto que ponía incertidumbre en sus embestidas, y el torero le sometió por el expeditivo procedimiento de asentar las zapatillas en la arena, adelantar la muleta, obligar a que la tomara la mala bestia, y una vez lo logró, pudo completar largas las suertes, embarcando en la franela el toro antes reservón e incierto, ahora codicioso y humillado.
Y, sin embargo, para el espartaquismo militante, como si se estuviera operando el titular de la causa, pues lo que verdaderamente le entusiasmó fue que se pusiera de rodillas, girara ante los pitones en tan incómoda postura, arrojara lejos de sí los trastos y se quedara allí con aires (le suicida, como quien se pone en medio de la vía del tren.
Estarán los espartaquistas en su derecho, mas como son mayoría absoluta, ejercen gran influencia en el desarrollo de la fiesta y están conviertiendo el arte en gimnasia. Naturalmente, la gimnasia de Espartaco en el quinto toro les puso fuera de sí. En esta ocasión Espartaco toreó aceleradísimo, empalmaba pases de pecho que, al parecer, es gran desconcatenación, se puso de rodillas y cortó una oreja, menos merecida que la denegada por la presidencia en su toro anterior.
El espartaquismo (delegación Valencia) no excluye parabienes para los demás toreros, ues el público valenciano es generoso, hiperbólico y aplaudidor, de manera que Ortega Cano y El Soro también tuvieron ayer sus pequeños triunfos. Ortega Cano ejecutando un toreo serio y depurado, aunque se desacoplaba en las faenas cortando innecesariamente las tandas, lo cual puede ser consecuencia de la lógica toma de contacto con la cruda realidad de la lidia que se produce al principio de temporada. Y El Soro puso su víscera cardíaca a las máximas revoluciones. El Soro -víscera cardíaca acelerada- recibió a su primer toro a porta gayola, lanceó a la verónica y por faroles, banderilleó fácil, se esforzó en sus faenas de muleta para conseguir pases hondos, y algunos consiguió de tal guisa. Bueno, no se va a esperar, a estas alturas, que El Soro pinte Las Meninas táuricas. En realidad, Espartaco tampoco las pinta y ahí está. Lo que no impide reconocer que fue encomiable su propósito de crear arte. Así empezó Velázquez, y ahora le hacen cola. Que la facción sorista no lo llegara a apreciar, carece de importancia. A fin de cuentas, a la espartaquista le sucedió lo mismo y esa ha alcanzado la mayoría absoluta.
Babelia
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