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UNA NUEVA EUROPA

Gorbachov comienza a negociar con los independentistas bálticos

Pilar Bonet

PILAR BONET, Moscú comienza a negociar con los independentistas bálticos tras la proclamación unilateral de independencia que el pasado domingo efectuó el Parlamento de Lituania, democráticamente elegido pocos días antes. El primer síntoma de que el máximo dirigente soviético, Mijail Gorbachov, puede optar por la vía del diálogo y no por la de la fuerza se produjo ayer, cuando, con ocasión de la sesión extraordinaria dell Congreso de los Diputados Populares, se reunió con el presidentedel Soviet Supremo de Estonia, Arnold Riutel.

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El Kremlin respondió ayer a las peticiones de Estonia y aceptó dialogar sobre la independencia de esta república, según el jefe del Gobierno estonio, Indrek Toome, que asistía a la sesión extraordinaria del Congreso de los Diputados Populares de la URSS dedicada a la introducción del sistema presidencialista.La primera sesión del Congreso, el superparlamento de 2.250 miembros, se caracterizó por un agitado debate sobre la conveniencia de elegir un presidente con amplios poderes. Concluyó aplazando la votación de las leyes que introducen la institución presidencial y enmiendas constitucionales para integrar las leyes de la propiedad y la tierra y la reforma del sistema político hacia el pluripartidismo. Ello implica cambiar los artículos 6º y 7º de la ley fundamental, que fijan el papel dirigente del partido comunista y una limitada participación política.

La mayoría de los diputados bálticos estaba en el Kremlin, aunque el Báltico había hecho una declaración conjunta desentendiéndose de la institución presidencial por temor a que merme su soberanía y sea un obstáculo en la vía independentista.

Gorbachov mostró su alarma por la declaración de independencia de Lituania, pero descartó el uso de la fuerza. Simultáneamente, el Parlamento de Vilna, protagonista del desafío a Moscú, instaba al líder del Kremlin a reconocer la nueva república e iniciar inmediatamente las negociaciones para una restauración efectiva de la independencia, perdida en 1940.

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Gorbachov inicia el diálogo con los líderes estonios

Viene de la página 1A las cinco de la tarde, la gran sala del Palacio de Congresos del Kremlin fue testigo de cómo el líder Mijail Gorbachov negociaba con el presidente del Soviet Supremo de Estonia, Arnold Riutel. Mientras los oradores, uno tras otro, iban desfilando por el estrado, Gorbachov abandonó la mesa presidencial para sentarse en una esquina del escenario junto con su asesor personal, Giorgui Shajnazarov, y Riutel. Los tres conversaron animadamente con un texto entre las manos. Más tarde, varios diputados estonios admitieron que se había llegado a un acuerdo con Mijail Gorbachov. Según Toome, el Kremlin asumía por primera vez el papel de interlocutor ante la propuesta estonia de negociar la independencia. Tal propuesta fue realizada en una declaración de miembros del Parlamento estonio y representantes de los poderes locales republicanos aprobada el 2 de febrero en Tallin.

Para Toome, la comisión del Soviet de las Nacionalidades, creada a propuesta de Gorbachov para decidir sobre la situación en Lituania, tiene "competencias para conversar con Estonia sobre el tema de la independencia". Toome señaló que la conversación en el escenario entre Riutel y Gorbachov era sólo "una pequeña parte" de las negociaciones entre Estonia y Moscú, y rechazó la idea de que Estonia podría desmarcarse del resto de repúblicas bálticas en sus negociaciones con el Kremlin. En opinión de los observadores políticos, Mijail Gorbachov había dado a Estonia garantías de que la institución presidencial no iba a mermar su soberanía a cambio de que participaran, y no se abstuvieran, en el debate y configuración de la figura presidencial.

Las objeciones al proyecto presidencialista, que se inspira en el modelo francés creado por el general Charles De Gaulle y en el modelo norteamericano, se centraron ayer en la forma y plazo previstos para la primera elección, a saber: en el Congreso de los Diputados Populares y por un plazo de cinco años. Hubo también críticas a la institución de un consejo presidencial que permite, según uno de los oradores, colar a todo el Politburó del PCUS. Otras críticas, como la del jefe del partido en Georgia, G. Gumbaridze, consideraban que el proyecto no tenía en cuenta la soberanía de las repúblicas.

Los defensores del proyecto fueron desde el presidente del Comité de Vigilancia Constitucional, Serguei Alexeiev, hasta el economista radical Nikolai Shmeliov. El jefe de los comunistas de Voronesh representó una posición que se expresa raramente desde el Parlamento soviético, a saber: la de los funcionarios del partido temerosos de que Gorbachov deje el puesto dirigente en el PCUS tras ser elegido presidente.

Candidato comunista

El pleno del Comité Central del PCUS, iniciado el 11 de marzo, iba a ser reanudado tan pronto como se aprobara la ley presidencial, con objeto de elegir el candidato comunista para el puesto. En el pleno, Gorbachov tuvo que oír nuevos reproches del embajador de la URSS en Polonia, Brovikov, quien pidió al Politburó que rindiera cuentas, y consideró que no se habían cumplido las decisiones del 27º Congreso del PCUS, según manifestó uno de los asistentes. Según esta fuente, muchos tenían dificultades para renunciar a la fórmula que garantizaba el papel dirigente del partido.

La nueva redacción del artículo 6 propuesta por el Comité Central del PCUS señala que los participantes en "la elaboración de la política del Estado soviético y la dirección de los asuntos estatales y sociales" son "el Partido Comunista de la URSS, otros partidos, los sindicatos, las organizaciones juveniles y otras organizaciones sociales, así como los movimientos de masas a través de sus representantes, elegidos en los consejos de diputados populares y en otras formas".

El artículo 7 establece los requisitos para la creación de un partido político, a saber: que renuncie al cambio violento del sistema, respete la integridad del Estado socialista y no aliente los enfrentamientos sociales, nacionales y religiosos.

Más información en las páginas 2 y 4

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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