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Entrevista:CRISIS EN ARGENTINA

Menem: "No hay riesgo de estallido social"

El jefe del Estado califica de "infundio" la acusación de que existen planes para cerrar el Congreso

JOSÉ COMAS, El presidente de Argentina, el peronista Carlos Menem, rechaza tajantemente la posibilidad de que pueda producirse un golpe de Estado en el país. Dice también que "no hay riesgo de estallido social" y quita importancia a las actividades del coronel en reserva Mohamed Alí Seineldín, que se amotinó contra el anterior Gobierno constitucional. Considera un "infundio" la acusación de Alfonsín de que existen planes para cerrar el Congreso Nacional y dice que el indulto a otras medidas de gracia a los jefes militares de la dictadura están en estudio, pero todavía no tiene fecha.

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Menem recibió ayer a los corresponsales de EL PAÍS en su despacho de la Casa Rosada. En la entrada principal, bajo una lluvia torrencial, unos manifestantes ya habían desplegado sus pancartas de protesta. El presidente argentino no ha perdido el humor, a pesar de la crisis, pero sus ojos muestran una mirada cansada.Pregunta. Señor presidente, su antecesor, el ex presidente Raúl Alfonsín, ha lanzado una acusación; yo creo que muy grave, diciendo que existen planes para cerrar el Congreso Nacional.

Respuesta. Bueno, es grave la acusación, porque no tiene pruebas, porque parte, lamentable mente, y esto es lo que me sor prende del doctor Alfonsín, de un papel sin membrete, sin firma, sin pie de imprenta, donde se hace referencia a este tema y que fue distribuido... Es un anónimo, y a partir de un anónimo un ex presidente de la nación y un político de raza, un político encumbrado como el doctor Alfonsín, presidente de uno de los partidos con mayor predicamento en Argentina, no puede lanzar semejante infundio. Es una enormidad, y yo lo contabilizo como un grueso error del doctor Alfonsín.

P. La presencia de Álvaro Alsogaray, dirigente conservador argentino, en el Gobierno...

R. No en el Gobierno. Asesor, y ni siquiera del Gobierno, sino del presidente.

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Privatización

P. Bueno, como asesor del presidente, y la política de privatizaciones, de austeridad, ¿no resulta un sapo demasiado duro de digerir para sus votantes y su partido?

R. Eso no tiene nada que ver con el ingeniero Alsogaray. Ésta es la propuesta de Perón de hace 20 años atrás, que nadie se animó a ponerla en marcha. Carlos Menem, sí. Si ustedes leen a Perón, se toman el traba o de leer los reportajes de Perón y el mensaje del tres veces presidente de los argentinos, el Primero de Mayo a la Asamblea legislativa, van a ver que esto que estoy haciendo yo es lo que proponía Perón en aquella época. Lo que pasa es que falleció al poco tiempo. Este mensaje lo dio el Primero de Mayo de 1974 y el 1 de julio ya murió.

P. ¿No cree usted que le puede ocurrir también lo mismo y va a tener que echar un. día a los peronistas de la plaza y decirles que no son peronistas? El 1 de mayo de 1974, Perón repudió a los montoneros, que a continuación abandonaron la plaza de Mayo.

R. [Ríe] No, yo no estoy en eso. Además, eran otras épocas, eran otros medios, que utilizaban esos peronistas para tratar de imponer condiciones. Era la violencia, era la subversión y otra serie de actitudes que no se compadecían con la Argentina que quería el general Perón, la Argentina del trabajo y de la paz, que es la que yo quiero.

P. ¿Y el día en que Saúl Ubaldini, el dirigente sindical de la Confederación General del Trabajo (CGT), opuesta a usted, le lleno la plaza con una protesta?

R. ¡En buena hora¡, que la llene. Yo le voy a felicitar si puede llenarla.

P. Para protestar contra usted.

R. Protestará en contra de la política del Gobierno, protestará en contra del presidente, pero yo no he venido aquí a cuidar mi popularidad. No he venido para ser más o menos popular, sino simplemente para cumplir con el mandato de mi pueblo, que pretende una Argentina mucho mejor que la que hemos heredado. Una Argentina en pleno crecimiento, en plena producción, con la posibilidad de trabajo para todos los argentinos. Claro, esto no se hace en seis o siete meses. Requiere mucho tiempo, y yo había pedido de dos años y medio a tres para que empecemos a recoger los frutos de este esfuerzo. Lo que sucede es que los argentinos somos muy ansiosos, tenemos muy, poca memoria. Por ahí olvidamos lo que nos dicen y se han olvidado lo que dijo el presidente de la nación al poco tiempo de asumir: "Cirugía mayor sin anestesia", "esto va a doler" y "necesito dos años y medio a tres para que empecemos a ver el fruto de los esfuerzos y sacrificios". Lo estamos haciendo.

P. Esta dura política económica ¿no hace que en Argentina se corra el riesgo de un estallido social?

R. No. No hay ningún riesgo de estallido social. Salvo si a esto lo llamamos estallido social. Estallido social es lo que ocurrió en Venezuela, por ejemplo.

Los saqueos de Rosario

P. O lo que ocurrió en Rosario antes de asumir usted...

R. No tanto. Hubo saqueos. No de mayor magnitud que los que hubo ahora. Fueron actos de pillaje, más que estallido social. Pero, evidentemente, son preocupantes. No voy a decir que este tipo de hechos no son preocupantes. Lo que se pretende es mantener el orden y la paz. Ésta es la función de un Gobierno. Cuando hay este tipo de actitudes, incluso con infiltraciones de agitadores, entonces hay que poner un poco más de atención en las cosas para evitar que desemboque en estos hechos, en hechos de mayor identidad, de mayor gravedad. Estallido social es lo que ocurrió, reitero, en Venezuela o en otros lugares del mundo. Esto simplemente son actos de pillaje, muy pocos, que son controlados prácticamente y que, si nosotros intensificamos la ayuda social que estamos llevando a todos los ámbitos de la república, pueden ser rápidamente evitados o anulados.

P. En esta situación, ¿qué papel podría desempeñar el Ejército?

R . El Ejército es para casos, por ejemplo, como La Tablada, que ustedes ya conocen, que ocurrió ha e un año. En casos de esa magnitud, de gravísimas conmociones internas, sí. Cuando las fuerzas de seguridad son superadas por los hechos, en ese caso, el presidente de la nación tiene la facultad para disponer la intervención de las fuerzas armadas.

Decreto de fuerzas armadas

P. ¿Por qué incluye entonces el caso de conmoción interna en el nuevo decreto sobre intervención de la fuerzas armadas, cosa que no aparecía en el decreto anterior del presidente Alfonsín?

R. La conmoción interna puede producirse como se produjo en 1989. La toma de una fuerza, de una base militar, es conmoción interna. ¿O no? E intervino el Ejército. Intervino la policía, el Ejército, la gendarmería, para reprimir ese acto subversivo.

P. Usted oyó hablar sin duda de la bordaberrización o sometimiento de un presidente civil a una tutela de hecho de los militares.

R. Eso es una broma de muy mal gusto.

P. ¿No corre usted ese riesgo?.

R. No. El presidente de la nación está ejerciendo sus plenos y absolutos poderes, dentro de la ley, a partir de la Constitución nacional.

P. Entre los grupos ultras que, según usted, están agitando debido a la situación social no incluye usted la gira de esos oficiales del Ejército, el coronel Mohamed Alí Seineldín y Aldo Rico, que también, aparentemente, participan en esta agitación visitando zonas carenciadas.

R. Aparentemente. La visita a zonas carenciadas no significa necesariamente agitación. Puede ser una actitud política. Una actitud de corte netamente demagógico. Para ser agitador hay que ser profesional, y en eso están algunos otros ultras. La ultra izquierda tiene una profesionalidad espectacular en esta materia.

P. ¿Cuál sería el objetivo de estas giras aparentemente proselitistas?

R. Supongo que las giras que ellos hacen se inscriben en el marco de las que hacen otros militares retirados, como el caso del general retirado Antonio Bussi, por ejemplo. Yo pienso que ellos están o tienen en sus planes constituir un partido político, más adelante. Pero yo les quiero decir una cosa. Militar que deja sus funciones como tal pierde toda la fuerza. Rico, Seineldín y otros más produjeron hechos de trascendencia a partir del copamiento de algunas unidades militares. No pasaron a mayores porque no pudieron con las armas en la mano. Ahora yo les pregunto: ¿qué pueden hacer desde afuera, si desde adentro no pudieron hacer nada?

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