Jane Goodall, una vida dedicada a los chimpancés
La zoóloga británica denuncia que los monos de las playas españolas son drogadictos
.¡Ah, ah, ah, uh, uh, uh, uh, uh ... ah, ah, ah!". Éste es el saludo onomatopéyico y cadencioso de Jane Goodall, una inglesa de 53 años, estudiosa de los chimpancés en libertad y de reconocida fama internacional entre los conservacionistas. "Cuando dos grupos de chimpancés se encuentran realizan estos sonidos como una especie de saludo amistoso. Cada chimpancé emite un sonido diferente, y de esa forma ellos saben cuál es el individuo que habla de cada grupo", explica Goodall.
Esta naturalista de aspecto frágil ha estado 30 años en la reserva de Gombe, en Tanzania, conviviendo con los chimpancés y estudiando su comportamiento. Ahora, ha dejado momentáneamente el bosque africano para tratar de depositar entre los habitantes del bosque urbano europeo un mensaje sobre el peligro de extinción de esta especie.Jane Goodall parece la hermana gemela de la famosa zoóloga norteamericana Diane Fossey, cuya vida fue llevada recientemente a la pantalla en la película Gorilas en la niebla. Sin embargo, Goodall no se siente muy halagada cuando se la compara con Fossey. Ella estima que su trabajo ha sido más largo y arduo que el de Fossey, e incluso piensa que ésta no estaba muy bien de la cabeza en los últimos años de su vida.
Ha venido a España para interesarse por la situación de los chimpancés que son utilizados por fotógrafos ambulantes en algunas playas españolas de Canarias y Levante. Y también para intentar llevarse a un centro de recuperación de chimpancés en Gran Bretaña a un animal que fue confiscado recientemente a un fotógrafo. Este simio se halla en manos de un matrimonio británico en su residencia de Breda, en Gerona, en compañía de otros monos, y pudiera pasar a pertenecer en breve al zoológico de Barcelona.
"No vengo como extranjera a denunciar faltas, sino a conocer a través de la Asociación para la Defensa de la Naturaleza (ADENA) la situación de los chimpancés en España. He conocido que a muchos de estos animales se les utiliza en las playas y se les mantiene a base de drogas duras, de forma que muchos de ellos se convierten en adictos. Si hubiera unos 200 chimpancés en cautividad en España, como me han dicho, ello supondría uno de los mayores tráficos ilegales de especies protegidas", dice Goodall.
Goodall no desea profundizar en el asunto del comercio ¡legal de chimpancés y de otros animales existente en España. "Si la situación es la que me han comunicado, es muy lamentable que no se hayan habilitado instrumentos legales en España para la aplicación de ese convenio", afirma.
5.000 individuos
"Los chimpancés atraviesan una situación muy dura, tanto en libertad como en cautividad. En cuatro países africanos se han extinguido y sólo en cinco hay poblaciones amplias de chimpancés. En el resto de África quedan menos de 5.000 individuos, y están desapareciendo porque se destruye su hábitat y se emplean como alimento, en los zoológicos o en experimentos médicos", afirma Goodall. Cree esta zoóloga que no existe un consenso entre los científicos para utilizar a los chimpancés en las pruebas sobre el SIDA, aunque inmunólogos norteamericanos y europeos estiman que no deberían emplearse en estos estudios, salvo para probar una hipotética vacuna fiable contra el SIDA.
Esta peculiar inglesa de Bournemouth, casada y separada del fotógrafo holandés de la revista National Geographic, Hugo van Lawick, con el que tuvo un hijo, comenzó a interesarse por los chimpancés desde pequeñita, cuando leía las historias del doctor Doolitle sobre los animales. En 1960, con 23 años, se fue a Tanzania, y para ello tuvo que trabajar una larga temporada de camarera y ahorrar dinero.
Bebés y chimpancés
Allí trabajó junto al famoso doctor Leakey durante un año, observando el comportamiento de los chimpancés. Su amor por estos animales hizo que se quedara en ese país, aunque también ha visitado Burundi y el Congo. Asegura que no ha tenido ningún soporte económico de las autoridades tanzanas, pero sí su apoyo moral. "Ahora en África existe un movimiento importante para proteger la vida salvaje, porque creen que ésto puede proporcionarles grandes ingresos económicos a través del turismo".
De los chimpancés en libertad lo que más le impresionó fue su comportamiento social y sus habilidades para proporcionarse comida. "Llegan a tener habilidades mentales que nosotros creíamos sólo de los humanos. Los sentimientos de pena, alegría, rabia o desesperación son similares a los nuestros. No me da pudor decir científicamente que un bebé humano y, uno chimpancé tienen las mismas necesidades emocionales e idéntica sensibilidad".
Su recuerdo más emotivo fue que en una ocasión le tendió un fruto a su amigo barba gris y éste lo rechazo, pero enseguida le cogió la mano.
Además de estudiar la etología de estos animales, Goodall se ha interesado también por las hienas, los perros salvajes y los chacales sobre los cuales ha escrito el libro Los matadores inocentes. Entre su bibliografía se encuentran cuatro libros para adultos y tres para niños. "Mi mensaje no se difunde con la rapidez que yo quisiera, pero está creciendo la conciencia en todos los países. Además, siempre encuentro a gente que me ayuda en mi trabajo y eso me reconforta".
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