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Querella contra el personal de urgencias de La Paz por dejar minusválido a un niño de 12 años

La vida de José Miguel Alegre, de 12 años, cambió bruscamente mientras jugaba a sogatira con sus compañeros el 6 de junio de 1989 en los montes de El Espinar, en Segovia. Cuatro dedos de su mano derecha fueron seccionados por un tirón de la cuerda. Aunque la doctora que le atendió allí mismo los guardó con cuidado para que se conservasen en perfecto estado, el médico que le examinó en las urgencias de La Paz opinó que no servían para ser reimplantados y ordenó tirarlos "a la basura".

Los padres de José Miguel han interpuesto una querella contra todo el personal de urgencias del hospital de La Paz, por negligencia, y contra el colegio Nuestra Señora de Fátima, que organizaba la excursión, por imprudencia temeraria. El resultado de aquel día ha sido que el niño padece una invalidez estimada de un 33%, el límite que define a una persona como minusválida según el Instituto Nacional de Servicios Sociales (Inserso).José Miguel sufrió este accidente, por el que ha perdido los dedos corazón, anular y meñique a la altura de la palma de la mano, y el índice por la segunda falange, mientras jugaba a tirar de una cuerda en la zona de La Panera, en El Espinar. Su mano quedó atrapada en un nudo corredizo que había en la cuerda, demasiado delgada, que al tensarse le seccionó los dedos "sin que el niño se diera cuenta en un primer momento, de lo limpio y rápido que fue el corte", según la abogada de los querellantes, Lis Santos.

El profesor que acompañaba a los muchachos, alumnos de 62 de EGB, José Padilla Padilla, también denunciado, avisó a un guardia del Icona, quien rápidamente se puso en contacto con una doctora de la localidad, que no ha sido identificada. La médica tomó los dedos y los introdujo en una bolsa aséptica, con hielo, y trató de tranquilizar a todos porque "había tiempo suficiente para que fueran reimplantados". El límite de conservación en estas condiciones ha sido estimado por fuentes médicas en "una hora o dos como máximo, a la que habría que añadir las cinco horas necesarias para implantar cada dedo, lo cual convierte la operación en prácticamente inviable".

El corazón vale

Al llegar dos horas después a la Paz, el médico que les atendió examinó los dedos y dijo a la enfermera, según han señalado los testigos y el propio José Miguel: "El dedo corazón vale, tíralos todos".Al cabo de poco tiempo llegó a urgencias el padre de José Miguel, José Luis Alegre. "El médico me dijo, con mucha soberbia, que no se podía hacer nada", ha declarado. "Mientras tanto, estaban avisando a otras clínicas porque, al parecer, en La Paz no tenían a nadie que hiciera ese tipo de operaciones".

Más tarde, el mismo médico se acercó al padre de Jose Miguel para explicarle que la operación era "muy costosa y arriesgada porque le podía lesionar el hígado y el riñón". Al cabo de las semanas, recibieron un ofrecimiento del colegio "de medio millón de pesetas". "Les dije que hablaran con los abogados, porque esto no puede quedar así", añadió el padre.

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Fuentes oficiales de La Paz han declarado que este centro emitirá hoy un comunicado para aclarar en lo posible la intervención de los facultativos de urgencias en este caso.

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