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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

A la catarsis por la heterodoxia

Claustrofobia, dúo catalán formado por Pedro Berruezo y María José Peña, se presentó en Madrid después de algunos años de ausencia, acompañados de cuatro excelentes músicos catalanes, para ofrecer las canciones de su último disco, con un título, como otros grabados anteriormente, conectado con el cine. El álbum se llama Un chien andaluz -los anteriores se titulaban Arrebato (1984), El silencio (1986) y Repulsión (1987)-, y desarrolla con mayor consistencia un acercamiento a músicas árabes, flamencas y latinas, enmarcado con un tratamiento pop de las composiciones.El grupo, formado en 1982, ha intentado durante toda su carrera elaborar una música original, desmarcada de planteamientos trillados y buscando un estilo propio inspirado en diversas influencias de esencias puras. La perfección formal, calidez e intimidad del disco Un chien andaluz poco tienen que ver con el concepto que Claustrofobia ofrece en directo. Ya lo advirtió Pedro Berruezo -cantante, guitarrista y compositor del grupo- antes del concierto cuando se refirió a la energía y vitalidad de sus actuaciones., Y cumplió su palabra.

Claustrofobia

Pedro Berruezo (voz, guitarras española y eléctrica), María José Peña (teclados, caja de ritmos y coros), Jovic Sagristá (bajo), Mauricio Villavecchia (acordeón y piano), Jordi Choli Satorra (percusión), Enric Canada (batería y percusión). Sala Universal Club. Madrid, 2 de marzo.

Vehementes

Claustrofobia es un grupo heterodoxo. No se ajusta a ninguno de los cánones preestablecidos, asume la imperfección como un elemento más en la interpretación y busca la catarsis como vehículo de comunicación. Vehementes y con alma, Pedro Berruezo y María José Peña salvaron el descontrol que planeó sobre el escenario durante su actuación en Madrid con una entrega digna de alabanza. Sus planteamientos y arreglos, excesivamente elementales, no buscan la perfección sino la emoción. A un comienzo decepcionante siguieron algunas de las mejores composiciones de un grupo que tiene en su repertorio magníficas canciones, con textos amargos y desesperanzados, radicales y duros, poéticos y tiernos.

La especial hondura de Pedro Berruezo en la interpretación y su energía como cantante y guitarrista parece capaz de salvar cualquier dificultad. Descamisado, subido en una silla y cantando a grito pelado melodías de origen árabe, Berruezo supo llevar a buen término un concierto de síntesis que pudo acabar en desastre.

Consiguió Berruezo conectar precisamente con las canciones más difíciles y de raíces más lejanas, convertir la inseguridad en algo atractivo y recrearse en la tensión hasta hacerla asequible.

Al margen de desafinaciones, imprecisiones y defectos, Claustrofobia logró salir adelante porque supo alcanzar una peculiar catarsis musical desde la heterodoxia de la imperfección.

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