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UNA NUEVA EUROPA

No hay peligro de desintegración

El primer ministro yugoslavo, Ante Markovic, se siente más a gusto hablando de los temas económicos. Sin embargo, mantiene la sonrisa profesional, parte de la imagen de optimismo que siempre trata de transmitir, cuando aborda los temas políticos: el conflicto esloveno-serbio y Kosovo.El boicoteo económico serbio en contra de Eslovenia; proclamado en noviembre pasado, y la respuesta eslovena de mediados de febrero de dejar de contribuir financieramente al desarrollo de Kosovo, lo califica Markovic de "un aspecto secundario del desarrollo progresivo en Yugoslavia" y "el residuo, en todo caso, del sistema anterior". "Es obvio", añade Markovic, "que en una economía de mercado, basada en el pluralismo de propiedad, un Estado de derecho y un sistema pluripartidista, este tipo de guerras sería un absurdo".

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El Gobierno está a favor de la solución política a todos los problemas, incluido el de Kosovo", afirma Markovic. "Abrimos la puerta a la formación de asociaciones de ciudadanos y agrupaciones políticas".

La propuesta de la nueva ley de organizaciones políticas, aún sin aprobar en el Parlamento federal, estipula "que sólo los partidos que abogan por la destrucción de la integridad de Yugoslavia y la destrucción de las relaciones entre las Repúblicas (...), incitan al terrorismo (...), no serán permitidos". Los partidos que se organizarán en la provincia autónoma de Kosovo partiendo de este tipo de pluralismo político serán los interlocutores. en el futuro. "Sólo el Estado podrá sostener conversaciones con ellos: primero el Gobierno regional, luego el de la República [Serbia] y finalmente el federal".

Situación en Kosovo

El jefe del Gobierno opina que la situación en Kosovo está madurando para que se forme pronto una mesa de negociaciones y rechaza haber establecido cualquier acuerdo con Slobodan Milosevic acerca de cómo solucionar la crisis en Kosovo. "No existe un acuerdo sobre ningún tema con ningún político en Yugoslavia. Nosotros llevamos, y yo en particular, una política que considero que corresponde a las necesidades del país".

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A la pregunta de si Yugoslavia se podría desintegrar, Markovic afirma: "En la vida todo es posible", e inmediatamente añade: "Pero sólo en teoría". En la práctica, explica, las fuerzas de cohesión que mantienen Yugoslavia son tan fuertes que, a pesar de los factores centrífugos, no existe la posibilidad de desintegración.

"No hay duda de que las posibilidades de cada una de nuestras unidades, por separado, serían incomparablemente menores que las posibilidades que tenemos todos juntos en la búsqueda de un lugar en este mundo".

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