El obispo de La Rioja amenaza con excomulgar a un franciscano
Ramón Bua Otero, obispo de Calahorra (La Rioja) amenazó el pasado domingo con excomulgar a un anciano fraile que se niega a dejar el convento franciscano de Alfaro, abandonado por la orden hace dos años, ante la escasez de nuevas vocaciones. Francisco Alzuola, de 72 años, justifica su presencia en las dependencias religiosas con una autorización del superior general de la orden, residente en Roma, en contra del acuerdo adoptado en 1988 por el cual se integran las regiones franciscanas de Madrid, el País Vasco, Valladolid y La Rioja y dejan de prestar sus servicios religiosos en la iglesia de Alfaro.El pasado domingo, en todas las parroquias de esta diócesis se dio lectura a una misiva pastoral en la que el obispo señalaba "no desear tener que llegar a la necesidad de excomulgar a un venerable sacerdote y a todos aquellos que le siguieran en su hipotética rebeldía". Ramón Bua Otero, que se quejaba de algunos brotes de opinión desfavorables a la solución del conflicto, llegó a especificar que "toda misa que se celebre en rebeldía es una antieucaristía".
Los habitantes, descontentos con la marcha de los religiosos después de cinco siglos de permanencia, convocaron ese día una manifestación de protesta que disuadió al obispo de realizar una visita a Alfaro, la primera prevista después de tomar posesión a mediados del pasado diciembre. Sobre las cinco de la tarde, unas 300 persorias se concentraron ante la iglesia de San Francisco bajo una pancarta, colgada sobre la puerta principal del templo, en la que figuraba la siguiente frase: "Bienvenido, señor obispo. Por el amor de Dios, no se lleve al padre Francisco".
De la caridad
Francisco Alzuola vive en Alfaro de la caridad. Un carnicero le facilita gratuitamente y de forma habitual la carne; una tienda de ultramarinos, las conservas, e incluso una bodega le provee de vino. También un matrimonio ha llegado a ofrecer sus servicios al fraile para cuidar de la parte del convento que ocupa y hacerle las comidas. Es frecuente ver a este franciscano realizar autoestop para trasladarse desde Alfaro hasta Logroño, donde estudia y consulta el archivo histórico, y posteriormente hasta Nalda y Navarrete, donde atiende a conventos de religiosas.Detrás del conflicto subyace un enfrentamiento entre los franciscanos, muy arraigados en el pueblo de Alfaro, y los sacerdotes, que han tratado de limitar las funciones y el campo de actuación de los frailes entre la población. Los franciscanos han ayudado en los últimos lustros a los jóvenes, llegando a impartir clases y realizando actividades culturales casi vetadas para los sacerdotes.
El actual obispo de Calahorra asegura que la iglesia de San Francisco en Alfaro no se cerrará al culto, pero que el anciano fraile debe abandonar su postura de rebeldía y regresar donde la orden le indique, sin llegar a considerar el permiso que dice tener de la jerarquía superior.
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