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Varias de las cajas que contenían la cocaína aprehendida en Irún se abrieron en comisaría

Varias de las cajas, precintadas y selladas por orden judicial, que contenían parte del alijo de 990 kilos brutos de cocaína aprehendido por la policía en Irún el 7 de mayo de 1988 aparecieron abiertas al día siguiente de su traslado a la comisaría de San Sebastián. Carlos Lizarraga, jefe de la brigada de Policía Judicial de la capital donostiarra, informó a este diario que las cajas "reventaron" mientras eran manipuladas para su traslado a las dependencias del Gobierno Civil, donde el entonces gobernador, José Ramón Goñi Tirapu, anunció en conferencia de prensa la captura del alijo.

El mayor alijo de cocaína jamás aprehendido en España constó, según las diligencias policiales y judiciales practicadas, de "cuatro cajas de cartón conteniendo al parecer sustancia estupefaciente cocaína con un peso bruto aproximado de 47 kilos", halladas el 7 de mayo de 1988 en el interior de una furgoneta aparcada en Irún, y de "55 entre cajas y paquetes", encontrados el mismo día en un almacén de la localidad citada, que arrojaron "un total de 943 kilos en bruto" en una primera pesada.Tres días más tarde, el 10 de mayo, la pesada oficial del alijo, sin cajas, realizada en el crematorio de la residencia sanitaria Nuestra Señora de Aránzazu, en San Sebastián, dio un resultado sensiblemente inferior: 830,991 kilos de lo que resultó ser cocaína con un 88,05% de pureza.

El fiscal jefe de la Audiencia Provincial donostiarra, Luis Navajas, ha abierto una investigación sobre la diferencia de 159 kilos que se observa entre la primera y la segunda pesada, después de que este diario publicara los datos básicos del problema (véase EL PAÍS del 18 de febrero de 1990). Hasta entonces, ninguna autoridad judicial ni gubernativa se había interesado por la posible sustracción de una importante cantidad de droga, a pesar de que existían pruebas judiciales de las diferencias entre las pesadas sucesivas.

Báscula de baño

La primera pesada de la parte del alijo incautada en el almacén irunés se realizó, en presencia del juez, sobre una báscula de baño aportada por un vecino.Este diario pudo compro bar, el pasado 9 de febrero, que la báscula en cuestión, pesa un kilo de menos. El jefe del grupo de estupefacientes de San Sebastián manifestó a EL PAÍS, en presencia de su superior Carlos Lizarraga, que el tiempo invertido en aquella primera pesada fue "de unas dos horas", lo que supone al menos dos minutos para cada uno de los bultos o cajas aprehendidos.

Tras el pesaje, "se procedió a sellar todos los precintos de las cajas y a introducir los paquetes en otras cajas vacías que, a su vez, son precintadas y selladas", según consta en la correspondiente acta de inspección ocular levantada por el secretario del juzgado.

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Sin embargo, varias de estas cajas aparecieron abiertas en el Gobierno Civil de Guipúzcoa, durante la conferencia de prensa celebrada el día 8 de mayo, por el entonces gobernador, José Ramón Goñi Tirapu, para anunciar el éxito de, la operación policial.

En las distintas fotografías obtenidas durante aquel acto, se comprueba claramente la presencia de seis cajas abiertas, que contenían los paquetes de cocaína que se exhibieron sobre otras cajas cerradas. Lizarraga informó a EL PAÍS de que algunas cajas "reventaron" mientras eran manipuladas para su traslado al local de la conferencia de prensa. Las mismas fotografías permiten afirmar que en ese acto no se mostraron más de 48 cajas ni menos de 40, sobre el total de las 59 que habían sido incautadas.

Peso oficial

Testigos presenciales de la cremación realizada en el sanatorio donostiarra afirman que allí no fue posible apreciar cuántas cajas estaban desprecintadas. El propio juez que instruyó el caso, Juan Piqueras Valls, presente en la cremación, informó a este diario de que la apertura de los precintos de las cajas no fue comprobada.Los paquetes fueron pesados con su envoltorio de plástico y sus precintos adhesivos, obteniéndose así el peso oficial de 830,991 kilos de cocaína.

La policía y el fiscal Navajas descartan, en principio, una posible sustracción y afirman que la merma de kilos se debe a las malas condiciones del primer pesaje y al peso de las cajas que contenían los paquetes de cocaína.

El peso de cada una de las cajas que contenían la cocaína incautada es inferior a un kilo. Del acta de inspección ocular ya citada se deduce, además, que la primera pesada no incorporó, en cualquier caso, la totalidad de las 55 cajas halladas en el almacén, ya que el mismo documento da constancia de que un número no determinado de paquetes fue introducido tras su pesaje en "otras cajas vacías".

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