Veleidades negociadoras
Por momentos tuve la impresión de vivir en una Cataluña diferente. Aquella mañana, los diarios especulaban con la posibilidad de que el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, convocaría en los próximos días a los máximos dirigentes de los partidos catalanes de la oposición a su Gobierno para consensuar con ellos una posición unitaria en relación a los múltiples contenciosos que el Consell Executiu tiene planteados con la Administración central. Parecía como si el líder nacionalista hubiera entendido por fin los requerimientos que en este sentido le habían venido planteando socialistas, comunistas, republicanos y populares desde hace muchos años... Jordi Pujol entendía finalmente que la negociación con Madrid podría ser mucho más beneficiosa para los intereses del autogobierno catalán si sus posiciones contasen con el apoyo previo de todas las fuerzas políticas catalanas.Mi gozo fue efímero. Al día siguiente, los medios, de comunicación recogían unas declaraciones del mismo Pujol en las que se encargaba de desmentir categóricamente sus presuntas -veleidades negociadoras: de buscar posiciones comunes entre todos no había nada de nada. Fui ciertamente ingenua al pensar que Jordi Pujol podría anteponer los intereses institucionales a los de su propio partido, beneficiario directo en los procesos electorales de la ya conocida como "táctica de confrontación Barcelona-Madrid".-
