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Economía reducirá esta semana el coeficiente de caja de las entidades bancarias del 17% al 5%

La esperada reducción del coeficiente de caja se producirá esta semana. Hasta ahora, ese coeficiente mantiene cautivos en el Banco de España el 17% de los pasivos bancarios en lo que se denomina activos de caja. Tras la reducción, sólo el 5% de los nuevos pasivos que capten las entidades de crédito estará sujeto a ese coeficiente obligatorio. U aplicación de la medida sobre los activos de caja ya existentes -unos 5,2 billones de pesetas- diferenciará dos tramos: el 5% de nuevo coeficiente obligatorio, y el 12% restante, que se transformará en certificados de depósito emitidos por el Banco de España.

El Ministerio de Economía y Hacienda publicará esta semana una orden ministerial anunciando la reducción del coeficiente de caja obligatorio de las entidades de crédito del 17% al 57.. Una circular del Banco de España desarrollará este texto legal y precisará el sistema de transformación de 12 puntos del 17%. a que asciende el actual coeficiente obligatorio en certificados de depósito que serán emitidos por el propio banco emisor.Los requisitos legales concluirán con una modificación del artículo 5 de la ley de coeficientes obligatorios de diciembre de 1983. Esa ley establece que el límite máximo del coeficiente de caja es del 20%. La ley de Presupuestos que aprobará el Consejo de Ministros este viernes incluirá una modificación de ese artículo. A partir de ahora, el límite máximo para el coeficiente de caja obligatorio será el 7%. El nuevo máximo implica que el Gobierno sólo podrá elevar en dos puntos (del 5%. al 7%) el nuevo coeficiente de caja cuando considere que es necesario imponer restricciones monetarias con el objetivo de enfriar la economía.

La reducción del coeficiente de caja supone, en última instancia, la desaparición de un impuesto extraordinario con el que las entidades de crédito colaboraban a la financiación del sector público a precios inferiores a los de mercado. Según fuentes de Economía, a medio plazo es de esperar que la eliminación de este especial coste sobre la transformación de los pasivos bancarios beneficie a los clientes por dos vías. Sirva para reducir los elevados tipos de interés que se cobran por los créditos, y permita mejorar la retribución que los bancos pagan por los depósitos de sus clientes.

Los nuevos certificados de depósito en que se transformarán 3,7 billones de pesetas de activos de caja serán títulos parcialmente negociables. Estos títulos pagarán un 6%. como cupón anual y se amortizarán a medio plazo. La amortización comenzará en 1993, es decir, justo al concluir el calendario de reducción del coeficiente de inversión. Desde el año 1993 se iniciará un sistema de amortización progresiva que concluirá el año 2000.

El sistema de negociación y amortización elegido cumple un objetivo de ordenación del sistema bancario. La amortización no comienza antes de 1993 para evitar un solapamiento entre esta liberación de fondos y los que provienen del calendario de reducción del coeficiente de inversión. Al evitar ese solapamiento, el sector público se concede cierto margen de maniobra desde su actual situación de privilegio, ya que buena parte de esos activos de caja han servido para financiar el déficit público a bajo coste. A este factor se suma que 1993 es la fecha de puesta en marcha del mercado único, con lo que, a partir de ese momento, los bancos españoles se enfrentarán a un mayor grado de competencia.

El período de carencia hasta que empiece la amortización de los nuevos certificados de depósito -de aquí a 1993- servirá para que los bancos que lo deseen, y que puedan permitírselo, se deshagan de todo o parte de esta carga del pasado. Ello es posible porque los títulos en que se transformarán esos 3,7 billones de pesetas ahora cautivos en el banco emisor serán negociables entre los bancos y cajas sujetos a coeficiente. Al ser negociables, las entidades más dinámicas intentarán transmitir la totalidad o parte de esa nueva cartera de títulos hacia otros bancos o cajas, aún al coste de pagar por ello.

La transmisión sólo será un objetivo para los bancos o cajas más dinámicos, ya que lleva implícita una minusvalía. Esto es así porque los títulos públicos a medio plazo -las obligaciones del Estado- pagan bastante más de ese 6% que abonará anualmente el banco emisor por los certificados de depósito. Y cualquier transmisión sólo es viable a precio de mercado. La ventaja para las entidades de crédito que sean capaces de encajar en tres años estas minusvalías es que se enfrentarán al mercado único de 1993 en las mejores condiciones de competencia.

La negativa al calendario

Con el esquema elegido por el Ministerio de Economía, las entidades menos competitivas serán las compradoras de los nuevos certificados en mercado interbancario. Precisamente, fue esta diferencia de competencia lo que había inducido a buena parte de los bancos a inclinarse por un sistema de reducción paulatina del coeficiente de caja o calendario. El calendario como sistema de reducción del coeficiente habría sido, según las mismas fuentes, el sistema de café para todos, sin diferenciar entre los bancos más capaces de asumir los costes de este impuesto del pasado en pocos años.

La defensa del calendario desencadenó ayer la mayor parte de las críticas por parte de los presidentes de los bancos, en una reunión en la que Economía les informó del sistema elegido para la reducción del coeficiente. Los bancos hubieran preferido el sistema de reducción paulatina pues no diferencia entre unas entidades y otras por su capacidad de adaptación al mercado.

A este motivo se une que las presiones a una aceleración en el calendario arreciarán a partir de 1993, precisamente por la puesta en marcha del mercado único. Con el actual sistema, cualquier aceleración en el calendario no afectará al coeficiente para entonces en vigencia.

Antes de 1993

P. M. La reducción de los coeficientes obligatorios era un paso obligado antes de la puesta en marcha del mercado único en 1993. Entre el coeficiente de caja y el de inversión el Banco de España mantiene cautivos cerca de 10 billones de pesetas a una remuneración media ponderada de poco más del 5%. Esto supone que un tercio de los pasivos bancarios computables reciben una remuneración muy inferior a la de mercado.El 17% al que aún asciende el coeficiente de caja obligatorio se reparte en dos tramos: un 9,5% es el tramo remunerado y recibe un 7,57. de interés anual, y el 7,5% restante no recibe ninguna remuneración. La remuneración media de estos activos de caja -más de cinco billones de pesetas- es de un 4,37..

A partir de ahora, el coeficiente obligatorio y sin ninguna remuneración será de un 5%. Este coeficiente convivirá, durante un período transitorio que finalizará el año 2000, con los certificados de depósito en los que van a transformarse los 3,7 billones de pesetas que componen el 12% restante del coeficiente. El cambio supone tanto una subida de la remuneración de los actuales activos de caja, ya que los certificados recibirán un 6% anual, como una disminución de los beneficios del Banco de España. A medio plazo, además, la reducción del coeficiente de caja provocará una caída en el volumen total de pasivo que mantiene el Banco de España.

La amortización de los nuevos certificados empieza en 1993 para no solaparse con el calendario de reducción del coeficiente de inversión, que en un 90% se destina a la compra de pagarés del Tesoro. Este coeficiente desaparecerá en 1992 y ahora capta unos 4,5 billones de pesetas a una remuneración inferior al 6%.

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