El Gobierno de Bonn propone la inmediata unión monetaria de ambas Alemanias
El Gobierno de Bonn dio ayer el paso más importante en el camino hacia la reunifícación alemana al ofrecer a la República Democrática Alemana la inmediata unión monetaria, por el sistema de sustituir su devaluada moneda por el marco alemán (Deutsche Mark). Tras reunirse por la mañana con el presidente del Bundesbank (banco central de la RFA), Karl-Otto Pödehl -que el martes se había mostrado totalmente en contra de esta medida-, el Gabinete presidido por el canciller Helmut Kohl hizo pública su propuesta, arguyendo que "la escalada de la crisis en la RDA" obligaba a tomar inmediatas medidas para detener la ola de "frustrados inmigrantes alemanes orientales que buscan la prosperidad de Occidente".
El canciller Kohl viajará el proximo sábado a Moscú para explicar al líder soviético, Mijail Gorbachov, la política de su Gobierno acerca de la reunificación alemana, informaron anoche fuentes oficiales de la RFA. Kohl se entrevistará también con el presidente norteamericano, George Bush, los próximos 24 y 25 de febrero en Camp David, anunció la Casa Blanca.La propuesta de unión monetaria formulada por Bonn, y hecha pública ayer conjuntamente por el ministro de Hacienda, Theo Waigel; el de Economía, Helmut Haussmann, y el de la Cancillería, Rudolf Seiters, contempla "la introducción del marco en la RDA como moneda legal y como base para el cálculo de las operaciones mercantiles y empresariales". Waigel añadió que el Gobierno de Berlín Oriental "debe aceptarla lo antes posible para poder ponerla inmediatamente en marcha". El presidente del Bundesbank, aparentemente, ha cedido a las presiones del Gobierno, si bien fuentes cercanas a esta institución indicaron ayer que en Francfort se sigue pensando que era preferible levantar algo la economía antes de establecer la unidad monetaria. Pöehl, sin embargo, mantuvo ayer el más absoluto silencio.
A cambio de la introducción de su moneda, Bonn exige la introducción del sistema económico de la RFA. En palabras de Haussmann, "libertad de comercio e industria, concesión de propiedad privada sin limitaciones, reforma fiscal y reforma del sistema de precios, acompañada de medidas de política social". El Gobierno de la RFA advierte que, de aceptarlo, Berlín Oriental perdería parte de su soberanía en política monetaria, que pasaría a ser dictada desde Francfort, sede del Bundesbank, y pide también el fin inmediato de la llamada economía de divisas, es decir, el sistema contable derivado de una moneda no convertible y que obligaba al Estado a calcular en monedas fuertes.
Completar el círculo
De aceptarlo el Gobierno presidido por Hans Modrow en Berlín Oriental, se completaría -42 años más tarde- el círculo iniciado en 1948 por el entonces ministro de Finanzas, Ludwig Erhard, al instaurar en las zonas de ocupación francesa, norteamericana y británica una nueva moneda, el marco alemán y provocar, de hecho, la división de la Alemania derrotada, que un año más tarde se vería confirmada por la creación de la RFA y la RDA.
Los ministros del Gabinete conservador de Bonn desbordaban ayer optimismo. Tras anunciar sus condiciones, Haussmann concluyó que cuando se produzca esta unidad monetaria "podremos realizar el milagro económico interalemán". Fue entonces cuando el ministro de Hacienda, el auténtico líder de la CSU bávara, Theo Waigel, explicó que, dadas las excelentes prestaciones de la economía de la RFA, se había decidido aumentar los presupuestos anuales del Estado en 7.000 millones de marcos (medio billón de pesetas), destinados íntegramente a ayudar a la RDA, y que otros 2.000 estaban también dispuestos para ser utilizados para casos imprevistos en las próximas semanas.
Waigel, sin embargo, no quiso ocultar que la medida, de ser aceptada, provocará bastante desempleo en la RDA, "cosa normal", dijo. No especificó si el sistema social de la RFA estaría dispuesto a pagar pensiones y seguros de desempleo a la gente afectada. "Todo depende del sí a la oferta y del cumplimiento de las condiciones", añadió.
El Gobierno de la RFA, que ha decidido crear una comisión especial para este tema, denominada Deutsche Einheit (Unidad Alemana), considera que estas medidas no afectan a la autoridad de los aliados. "Cuando Ludwig Erhard inició la reforma monetaria tampoco le preguntó a nadie", sentenció Waigel.
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