EE UU asegura que el cierre de ocho bases en Europa no cuestiona el compromiso con la OTAN
Los autorrecortes presupuestarios del secretario de Defensa de Estados Unidos, Dick Cheney, para contribuir a la reducción del déficit federal durante el ejercicio de 1991, no sólo alcanzan a cinco divisiones del Ejército y a cinco de las 36 alas tácticas de las Fuerzas Aéreas, que van a ser desmanteladas, sino también a numerosas bases militares estadounidenses situadas en el extranjero. Por otro lado, ayer en Bruselas, el embajador norteamericano ante la OTAN, William Taft, aseguró a los aliados occidentales que el cierre de ocho bases de Estados Unidos en Europa no cuestiona el compromiso norteamericano en la defensa europea.
Según el secretario de Defensa norteamericano, durante este año se van a cerrar las bases aéreas de Comiso (Italia), Erhac (Turquía) y Hellenikon (Grecia). También se cierran en el Reino Unido las de la Royal Air Force (RAF ) de Fairford, Greenham Cominon y Wethersfield, actualmente utilizadas por las Fuerzas Aéreas norteamericanas (USAF). Los recortes alcanzan asimismo a la base de Zweibrucken (RFA) y al almacén de municiones de Eskisehir (Turquía).Cheney también ha incluido en la lista la estación de comunicaciones navales situada en Nea Makri (Grecia) y ha ordenado la reducción' de personal en la estación naval de Bermuda y en la estación de comunicaciones navales de San Miguel (Filipinas).
El anuncio de estos recortes, que también alcanzan a más de 50 bases situadas en el territorio nacional estadounidense, ha provocado las quejas de algunos gobernadores contrarios a la supresión de bases del Ejército, de la Marina o de las Fuerzas Aéreas en sus Estados.
El recorte presupuestario del Pentágono, el primero en su historia, representa un gran ahorro para el Gobierno norteamericano, obsesionado por recortar su déficit federal en 63.100 millones de dólares.
El presidente George Bush ha entregado al Congreso un presupuesto de 1,23 billones de dólares (135 billones de pesetas). En los documentos, que están siendo ya analizados en el Congreso, figura que el Pentágono tiene asignados 295.000 millones de dólares, lo que representa, si se tiene en cuenta el factor inflación, que el Departamento de Defensa ve recortado su presupuesto en relación al de este año en un 2%.
Esta reducción no sólo afectará a las bases que van a ser clausuradas y al perfil de los cuerpos del Ejército y las Fuerzas Aéreas; también influirá en muchos proyectos armamentísticos no nucleares previstos para 1990 y 1991.
Pendientes de la URSS
Cheney, que ha reconocido que el Pentágono ha entrado en una época de recesión, ha comentado que la reducción de armas, personal militar y la supresión de nuevas bases depende en el futuro de los acuerdos que se alcancen con la Unión Soviética sobre las fuerzas convencionales desplegadas en Europa y la reducción de proyectiles nucleares de larga distancia.
En su explicación ayer a los aliados europeos, el embajador norteamericano ante la Alianza Atlántica dijo que el cierre de algunas bases militares no cuestiona para nada "el compromiso norteamericano a largo plazo en favor de una defensa colectiva".
El embajador William Taft explicó a los miembros de la Alianza Atlántica que "toda reducción de tropas en Europa se hará en concertación con nuestros aliados y dentro de las negociaciones CFE" (Conferencia de reducción de las Fuerzas convencionales en Europa).
El embajador Taft comunicó por otro lado, a sus colegas de la OTAN, el malestar de Washington por el excesivo apoyo de la Comunidad Europea a la celebración de una cumbre de jefes de Estado o de Gobierno de los 35 países que forman la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.