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CONVULSIÓN EN EL ESTE

Miles de azeríes protestan en la capital soviética por la intervención militar en Bakú

Pilar Bonet

PILAR BONET Unos 10.000 azeríes con crespones negros y pancartas se reunieron ayer frente al Ministerio de Defensa en Moscú, en el popular barrio del Arbat, para dejar constancia de su repulsa por la intervención militar en Bakú. Mientras tanto, la opinión pública rusa se prepara psicológicamente para la independencia de las repúblicas periféricas. Los manifestantes se dirigieron hasta el Ministerio de Defensa -al que los moscovitas llaman el Pentágono - desde la representación de Azerbaiyán en la capital soviética.

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En las pancartas podían leerse consignas como "En Bakú fueron asesinadas 9.000 personas", "El pueblo azerí nunca perdonará los asesinatos", "El Centro [Moscú] viola los derechos soberanos de Azerbaiyán" y "Libertad para los líderes del Frente Popular".Entre los manifestantes, hombres en su inmensa mayoría, había soldados, de rasgos sureños, de uniforme, y también algún oficial. Por la mañana, soldados azerbaiyanos de la guarnición de Moscú habían aprovechado un permiso para ayudar a pintar pancartas en la representación de su república.

El Ministerio de Defensa recibió a los manifestantes parapetado tras decenas de autobuses, colocados en los límites de la plaza, frente a la fachada principal. Sobre el aguanieve sucio de la calzada se paseaba el teniente general Nikolai Smernov, con quien trataron de polemizar los manifestantes. Smernov tenía dificultades para torear a los airados jóvenes. "Han transformado nuestro Ejército en un Ejército fascista. Nuestros soldados, nuestros hijos, disparan a nuestro pueblo con rifles automáticos", decía uno. Otro enseñaba a Smernov su carné de veterano de Afganistán, una categoría que hoy, como constataba la televisión soviética, se encuentra a los dos lados de las barricadas. "Como soviético, le digo que nunca, ni una sola vez, he recibido una orden dirigida contra la gente", replicaba Smernov. "Pero en Bakú los soldados dispararon contra la gente". "No lo creo", contestaba el general.

Encuesta

Los gritos de "Gorbachov, delincuente", fueron coreados por una parte del mitin, mientras varios organizadores trataban de aplacar los ánimos. Algunos participantes vinculaban a los asesores armenios de Gorbachov, el politólogo Georgui Shajnazarov y el economista Abel Agambegian, con lo que llamaban una "conspiración" contra los azerbaiyanos.

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Pese a los signos de pérdida de popularidad de Mijail Gorbachov, el líder soviético fue considerado el personaje del año de 1989 por sus conciudadanos, en una encuesta estatal realizada por el Instituto de Opinión Pública, que dirige la socióloga Tatiana Zaslavskaia. Gorbachov, sobre una base de 100, había pasado de 55 puntos a 49 en el curso de 1989. Tras él venía Andrei Sajarov, seguido de Nikolai Rizkov y del diputado radical Boris Eltsin.

Un 29% de todos los soviéticos, según revelaba la encuesta, ven con buenos ojos que las repúblicas se independicen de la URSS. Las cifras varían por regiones, pero sorprende la buena acogida que las tendencias independentistas tienen en Siberia Oriental.

"Esos negruzcos, que se las arreglen solos", es una frase que hemos oído en varias ocasiones en los últimos días, referida a los caucasianos en general y pronunciada por rusos contrarios a cualquier acción militar para mantener la unidad de lo que no se duda en calificar como imperio. La lógica nacionalista dispuesta a renunciar a todos los territorios de la URS S para salvar a Rusia tiene en el escritor Alexandr Solyenitsin uno de sus máximos exponentes.

La retrasmisión televisiva del viaje de Gorbachov a Lituania ha contribuido a que los rusos comprendan los argumentos del Báltico, según nos manifestó Nikolai Medvedev, diputado del Congreso y miembro del Comité Central del Partido Comunista Lituano.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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