15 ninos de Tetuán, victimas de dos pederastas durante un año

Quince niños del distrito de Tetuán venían sufriendo abusos sexuales -en unos casos, mediante engaños, y en otros, bajo amenazas- por parte de un ciudadano cubano y otro español, según han determinado las investigaciones realizadas por inspectores de la comisaría de la zona. El cubano fue capturado tras regresar a España procedente de Miami.

Días atrás, un niño tuvo que recibir asistencia médica por presentar lesiones en la región anal. El chiquillo relató a sus padres la forma en la que había sufrido las lesiones y eso puso al descubierto "una serie de prácticas delictivas que los menores no se habían atrevido a contar antes a sus padres", según informan fuentes policiales.Hace unos días, el Grupo de Investigación de Seguridad Ciudadana de Tetuán detuvo a Juan Ortega García, propietario de una ebanistería de la calle de Nuestra Señora del Carmen. En ese local tenían lugar las relaciones sexuales que presuntamente sufrieron menores con edades comprendidas entre 4 y 12 años, según dijeron éstos.

Las pesquisas posteriores permitieron determinar que había otro hombre implicado en este tipo de hechos, el cual fue identificado como Robustiano Miguel Mirabal Díaz, de 58 años, cubano, propietario de un bar del distrito de Tetuán.

Según fuentes policiales, Mirabal se enteró de la detención de Ortega y desapareció de su domicilio y de los negocios que regentaba, marchándose a Miami (Estados Unidos). Regresó a España hace unos días y fue localizado en la calle de Villamil. Llevaba en la cintura un cuchillo de supervencia, del tipo Rambo.

Mirabal, según las investigaciones policiales, está acusado de mantener relaciones desde hace un año y medio con una niña de 10 años, a la que solía ir a recoger en un coche para llevarla a un hotel de la carretera nacional 1. La niña ha manifestado que el cubano le sometió a diversas prácticas sexuales, aunque no llegó a violarla.

El Grupo de Investigación de Tetuán ha comprobado que un total de 15 niños sufrieron las agresiones sexuales con una frecuencia de cuatro veces por semana. En ocasiones, los detenidos les daban 2.000 pesetas de propina.