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CAMBIOS EN EL ESTE

Las tropas soviéticas reciben autorización para disparar

Pilar Bonet

PILAR BONET Moscú no controlaba ayer la situación en el Caucaso, pese al envío masivo de contingentes militares, según se desprendía de las informaciones fragmentarias y a menudo contradictorias disponibles en la capital soviética. El Ejército y las tropas del Ministerio del Interior y del Comité Estatal de Seguridad (KGB) recibieron anoche la autorización gubernamental para utilizar sus armas contra los militantes armenios o azerbaiyanos para defenderse y para proteger los depósitos de armas y la televisión central.

Tanto los efectivos destacados en ambas repúblicas soviéticas como los 11.000 hombres de refuerzo enviados a comienzos de semana, estaban en una situación muy dificil, ya que aparentemente patrullan sin armas en las ciudades y es la población civil la que les cierra el paso en su camino de pacificación hacia el frente armenio-azerbaiyano.Por lo menos dos ciudades azeríes de importancia no desdeñable, Lenkoran y Dzhalilabad, están en poder del Frente Popular de Azerbaiyán, que ha sustituido a los órganos del poder soviético, dijeron ayer fuentes de Bakú llegadas a la capital de la URSS. Lenkoran y Dzhalilabad están cerca de la frontera con Irán y alejadas del escenario de los combates armenios-azerbaiyanos. El frente, por así decirlo, está localizado en los accesos a Nagorno-Karabaj, la región autónoma enclavada en Azerbaiyán y de población mayoritariamente armenia. En la franja de terreno azerbaiyano que se extiende en el suroeste entre Nagorno-Karabaj y Armenia, se encuentran, según fuentes azeries, los barbudos (guerrilleros nacionalistas armenios). El objetivo de los barbudos es, según estas fuentes, crear un corredor permanente entre Nagorno-Karabaj y Armenia, lo que supone en la práctica conseguir el dominio de unos 40 kilómetros de carretera.

Los azeríes insisten en que los armenios llevan ya mucho tiempo infiltrados en territorio de Azerbaiyán y que para defenderse de esa penetración, ellos se han armado. En la madrugada de ayer, un grupo de guerrilleros armenios hizo una nueva incursión en la república autónoma de Najichevan, perteneciente a Azerbaiyán, según informó el servicio Interfax, dependiente de Radio Moscú. Citando datos del Ministerio del interior, Interfax señalaba que 13 personas habían perecido en Armenia y en Azerbaiyán en una jornada que se cerraba a la una de la tarde de ayer.

La violencia sangrienta del Cáucaso no ha impedido a Mijail Gorbachov conservar la calma y atender sus obligaciones con normalidad. El martes, Gorbachov se reunió con el secretario general de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuellar, y concluyó una reunión del Presidium del Soviet Supremo que decidió convocar a este Parlamento el 14 de febrero próximo.

Eriván, la capital de Armenia, fue cerrada ayer a los corresponsales extranjeros, según comunicó un portavoz del Ministerio de Exteriores. En Bakú, cerrada anteriormente a los extranjeros, la cifra de pisos saqueados se acerca a los 1.000, y cuatro cadáveres más encontrados durante la noche de ayer elevaban a 60 la cifra oficial de víctimas. La región autónoma de Nagorno-Karabaj, el detonante del conflicto armenio-azerí, ha sido abierta sólo excepcionalmente desde que empezaron las tensiones, hace casi dos años.

Una avalancha de barro destruyó el lunes la sede del Estado Mayor de la flotilla del Caspio, a resultas de lo cual han muerto siete personas y han desaparecido otras 11, según informó ayer la agencia soviética Tass. La flotilla del Caspio se ha encargado de evacuar a los armenios de Bakú, ya que tanto el aeropuerto como las estaciones han sido bloqueados por azeríes que impedían la salida a los armenios.

Un doctor, azerí de nacionalidad, logró viajar a Moscú para dejar aquí a su esposa, armenia, obligada a abandonar su trabajo y su familia. "No podemos ir a ninguna parte. En Armenia no nos quieren, porque yo soy azerí, y en Azerbaiyán, tampoco, porque ella es armenia", afirmaba consternado.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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