Sacrosama unidad

Leo admirado los comentarios del presidente del Gobierno y de tres capitanes generales sobre los últimos acontecimientos en torno a la autodeterminación de Cataluña y Euskadi. Las palabras de los militares tienen un tono esencial: "La unidad de España es indisoluble", y su defensa es uno de los "pilares fundamentales de nuestra institución", son frases consecuentes con la institución militar. Nada de extrañar. Pero el tono sentido y exaltado del jefe del Ejecutivo en defensa de la "sacrosanta unidad de la patria" me preocupa más. Yo me pregunto: ¿qué hay de malo en que catalanes y vascos, que para el fondo de la cuestión no hago diferencias, reclamen su mayor pujanza económica, política, social, etcétera, y sobre todo, en que la reclamen para ellos?Los expertos pueden responderme con cifras y estadísticas, pero todo el mundo sabe que eso que llamamos España sería un país tercermundista sin eso que llamamos las dos nacionalidades históricas. Así que ¿por qué nos extrañamos de que sus increíblemente moderados Gobiernos quieran avanzar pasito a pasito hacia su autodeterminación?

Algunos comentarios que oigo aquí en Madrid sobre catalanes y vascos me recuerdan la fábula de la hormiga y la cigarra, sólo que la cigarra de nuestro cuento está armada y administrada-