¿Quién se comió la carne?
Las dificultades de abastecimiento, reflejo de que el fantasma del hambre recorre todavía la URSS
Un accidente de tráfico en el que, por casualidad, el maletero repleto de carne del coche oficial de un funcionario comunista se abrió ante una multitud hambrienta se transformó en un estallido de rabia popular que ha culminado en la destitución de los máximos dirigentes de la ciudad ucraniana de Chernigov, del noreste de Kiev. Es al mismo tiempo un ejemplo de que en la URS S, hoy, todavía existe el fantasma del hambre. El caso, sucedido en vísperas de Navidad, muestra la facilidad con la que el descontento puede prender en la URSS cuando los productos básicos son escasos o inexistentes y el fantasma del hambre aparece.
El incidente comenzó cuando un coche oficial (un Volga negro) del comité ejecutivo (Ayuntamiento) de Chernigov chocó con un modesto Zhiguli (el coche más corriente en la URSS).
En el primer vehículo viajaba el jefe de la sección de organización del comité ejecutivo, el comunista V. Zaika, un nombre que en ruso significa tartamudo.
El portamaletas del Volga se abrió, inesperadamente con tan mala suerte para Zaika que la multitud de curiosos concentrados en torno a los vehículos fue sacudida por una violenta emoción al descubrir en el vehículo grandes cantidades de productos escasos, los llamados defizit, a saber: carne, embutidos, pescado ahumado y vodka.
Los ciudadanos, furiosos, arrastraron durante varios kilómetros el Volga hasta el edificio del comité regional del partido. Hasta las tres de la madrugada duró, según Izvestia, el mitin de centenares de miles de personas que se organizó. Los policías se pusieron del lado del pueblo. Ante los ciudadanos tuvo que intervenir el primer secretario del comité regional del partido, L. Palazhchenko, que se vio obligado a sacrificar al funcionario Zaika.
Los manifestantes pidieron medidas más decididas, entre ellas la renovación del aparato del partido y de gobierno en la zona, la entrega de edificios administrativos a las escuelas, clínicas y hospitales. Incluso adoptaron una resolución cuyo punto principal era la dimisión inmediata del buro del comité regional del partidoCeses
El 14 de enero, el diario oficial del PCUS, Pravda, informaba que el pleno del Comité Central del partido en Chernigov había destituido a Palazhchenko como primer secretario de la región. Otros funcionarios fueron también relevados, según el noticiario de la televisión, que dedicó un reportaje dominical al caso. Durante el mismo pudo verse el Volga destrozado y las manifestaciones multitudinarias, donde se portaban banderas nacionalistas ucranianas y podían leerse pancartas con le mas como "Partido, déjanos gobernar" y "¿Quién se comió mi carne?".No ha sido el único incidente de este tipo en las últimas semanas. En SverdIovsk, tercer centro industrial del país, se registró el día 29 una manifestación cuyo pretexto fue la falta de vodka y bebidas alcohólicas. De hecho, y según fuentes locales, la manifestación tuvo como detonante la falta de víveres y productos de consumo básicos. El abastecimiento, vinculado con la autogestión regional y las próximas elecciones municipales, que serán el 4 de marzo en Rusia, deben ser discutidos hoy en aquella ciudad de los Urales en un foro de debate público.
En Leningrado, los compradores tienen obligación de mostrar su pasaporte (que indica su lugar de residencia) a petición de un carnicero o un dependiente, quienes verifican que el cliente esté empadronado en la ciudad. Con tal procedimiento se intenta evitar que los habitantes de otras localidades menos abastecidas que la segunda metrópoli del país acaparen alimentos.
De forma cada vez más evidente, los bienes de consumo de gran demanda y escasa existencia se reparten por las fábricas y puestos de trabajo, con lo cual todos compran lo que no necesitan para cambiarlo. A eso hay que añadir los problemas de la descarga de los ferrocarriles, que revisten estado crónico. En Moscú, la cola de trenes de mercancías por descargar es tan larga que, dicen los moscovitas, llega ya hasta Leningrado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.