_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El desequilibrio exterior

LA PUBLICACIÓN de los datos correspondientes a la variación de las reservas de divisas en 1989 y la evolución de los ingresos y pagos exteriores en noviembre del pasado año llama la atención sobre uno de los grandes problemas que tiene planteados la economía española a comienzos de 1990: el desequilibrio externo. El aumento de lasreservas en 1989 ha ascendido aproximadamente a la mitad de la cifra registrada en .1988: 4.500 millones de dólares, frente a 9.000. Sin embargo, cuando se tiene en cuenta el déficit de la balanza por cuenta corriente -probablemente unos 12.000 millones de dólares en 1989, frente a 3.500 en 1988- se aprecia que, en realidad, las entradas de capital superaron el pasado año las registradas el precedente. Las cifras anteriores reflejan la facilidad con que ha podido financiarse el déficit por cuenta corriente en 1989, a pesar de haber representado un 3% del producto interior -bruto (PIB), lo que constituye la cifra porcentual más elevada de los países industriafizados, bastante mayor que la correspondiente a Estados Unidos, por poner un ejemplo del que se habla con frecuencia.Las estimaciones independientes del déficit exterior previsible para 1990 varían de un organismo a otro, pero tienen en común el situarse por encima de los 16.000 millones de dólares, lo que corresponde a -un 4% del PIB. Es cierto que también se prevé, como regla general, un crecimiento elevado del PIB, del orden del 4%, si bien esta última cifra comienza: a ponerse en tela de juicio por quienes consideran que las restricciones monetarias provocarán una desaceleración importante de la actividad económica. El Gobierno, inmerso en un proceso de negociación con los agentes sociales, guarda un discreto silencio sobre este asunto, justificado en parte por la indefinición de algunos parámetros que, como el crecinfiento salarial, serán esenciales a la hora de fijar unos límites verosímiles al desequilibrio exterior.,

Por el momento aparecen con claridad dos hechos básicos: el primero de ellos consiste en la incompatibilidad del crecimiento actual con los imperativos del equilibrio exterior. El rápido deterioro de nuestros intercambios con el exterior demuestra que para mantener una tasa de crecimiento sostenible a medio plazo es necesario dedicar más recur so,s productivos a la exportación. En segundo lugar es preciso, constatar que, a pesar de la magnitud del desequilibrio actual , no ha habido dificultades de financiación, como lo demuestra el propio aumento de la reserva de divisas, que no hace sino reflejar la fortaleza de la demanda de pesetas en el exterior.

Pero la cuestión de fondo consiste en hallar los mecanismos, o los pactos, que conduzcan a un crecí-miento económico que sea estable a medio plazo, lo que requiere, de una u otra forma, la corrección del desequilibrio exterior, o al menos departe de él. Encontrar ese camino implica ac eptar algunos riesgos. Si se desea mantener la cotización de la peseta en su nivel actual, entonces la reducción del desequilibrio exterior deberá llevarse a cabo mediante una disminución drástica de la demanda interior para que de esta manera. se reduzcan las importaciones. En este supuesto, ante la dificultad de los mercados interiores,, las empresas españolas se veríanInducidas a exportar para mantener sus beneficios y, por consiguiente, el nivel de empleo. Esta vía tiene la ventaja de la estabilidad, pero acerca el riesgo de la recesión económica. La otra vía,la depreciación de la peseta para recuperar la competitividad de los productos españoles, tiéne el inconveniente de alimentar la inflación y, por consiguiente, comporta el riesgo de consolidar una peligrosa espiral de aumento de los precios y de los salarios de la que es muy difilcil salir. Una discusioén serena de ambas alternativas y de los riesgos que cada una de ellas implica para la creación deempleo debería permitir la exploración de alguna vía intermedia que permitiese reducir los inconvenientes de ambas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_