Navidad en enero

Panamá celebró la Navidad el 3 de enero. Desde el mismo instante en que la población conoció la entrega de Manuel Antonio Noriega a las autoridades norteamericanas, este país no ha dejado de ser una continua fiesta de liberación, de democracia y de respaldo apoteósico a las tropas norteamericanas que invadieron el país el pasado 20 de diciembre."Se fue el brujo", gritaba la gente. Noriega nunca fue el tirano despiadado que presentó EE UU ni el sátrapa nazi que creían sufrir los panameños, pero su poder de intimidación era tal que este pueblo siente ahora haberse librado de un demonio que se había apoderado de su alma y les comía el corazón. La leyenda sobre sus prácticas seudorreligiosas, su rostro de malo de película y su historial de maquinaciones y tráficos ¡legales habían hecho de Noriega entre el pueblo panameño una especie de condena maléfica.

Por eso celebraron su salida con tal alegría. Nadie respetó el toque de queda. En la madrugada, los controles militares norteamericanos se habían convertido en improvisadas discotecas donde los soldados y los panameños compartían el champán y el sabor del merengue. Desde los balcones la gente gritaba, hacía sonar cacerolas y elevaba al máximo el volumen de sus radiocasetes. Como si compartieran la alegría por un premio gordo de la lotería, los panameños se abrazaban espontáneamente en las calles entre lágrimas y sudor.

Muchos desfilaron con banderas norteamericanas y miles se vistieron con camisetas en las que estaban grabadas la leyenda Just Cause, nombre de la operación militar norteamericana iniciada el 20 de noviembre y que concluyó con la detención de Noriega.

El "monstruo" se aleja

El vicepresidente Ricardo Arias Calderón declaró que con la entrega de Noriega la liberación de Panamá". El presidente Guillermo Endara, que siempre se negó a que el general derrocado fuese entregado al nuevo Gobierno panameño, manifestó que Panamá siente una gran alegría porque "el monstruo dictatorial se ha alejado de Panamá". El jefe de las tropas del Comando Sur, Maxweil Thurman, dio la noticia a sus soldados por el canal 8 de televisión. "Noriega ya está en manos de agentes de la DEA para responder por delitos de narcotráfico", dijo.

De los dos oficiales que permanecieron junto a Noriega durante los 10 días en que estuvo asilado en la sede apostólica, el coronel Nivaldo Madriñán se entregó anoche a las autoridades norteamericanas, mientras que el capitán Eliécer Gaitán, negociaba su asilo en España. La mujer y tres de las hijas de Noriega continuan refugiadas en la embajada de Cuba en Panamá a la espera de que las autoridades de ese país les permitieran emigrar.