La Securitate organizó una red de prostitutas para obtener información
La policía secreta rumana, la temida Securitate, disponía de una red de prostitución a su servicio para obtener información de los hombres de negocios extranjeros, según testimonios de varias prostitutas en Bucarest. Modelos y bailarinas eran reclutadas para conseguir información, siempre con las armas del sexo y el alcohol, y después transmitírsela a la Securitate, según cuenta Elisabeta, una prostituta de 25 años."Las chicas gozaban de la máxima protección por parte de la Securitate y del partido comunista, y tenían garantizada una vida libre de persecuciones policiales", contó ayer Elisabeta, quien lleva seis años en la profesión y asegura que jamás trabajó para la policía secreta. "Las chicas de la Securitate pasaban información a las empresas rumanas sobre los planes y tácticas de los extranjeros antes de los encuentros", continúa.
Un trabajo, no obstante, peligroso para ellas mismas, que eran encarceladas en cuanto caían en desgracia, según cuenta Carmen, de 24 años, que conoció a dos de ellas. Mientras las falsas modelos y bailarinas trabajaban en busca de información, la Securitate reprimió cualquier otro tipo de prostitución. "Si nos pillaban tratando de conseguir a un extranjero nos encarcelaban inmediatamente", dice Carmen. "Ahora creo que las chicas de la Securitate están en prisión o han desaparecido".
Mujeres como Carmen y Elisabeta se sientan hoy por primera vez en la barra de un hotel internacional de Bucarest, donde cuentan sus testimonios y la represión sufrida en su profesión por tantos años de dictadura. "Ahora somos libres para ejercer", cuenta Daniela, otra compañera. "Estábamos sin comida y teníamos nuestras casas congeladas", asegura al explicar su inicio en esta profesión. La mayoría de ellas buscaba un marido extranjero para escapar de la dictadura de Nicolae Ceaucescu y, a falta de tal, divisas con las que comprar cosméticos, imposibles en Rumanía, dice Daniela. Ella empezó hace tres años con una tarifa de 150 dólares (18.000 pesetas).
Las tres mujeres han desafiado también la prohibición de contracepción del régimen de Ceaucescu, obsesionado por el crecimiento demográfico de este país de 23 millones de habitantes. "Comprábamos condones a los estudiantes o a los turistas a precios altísimos, o nos los daban los clientes como regalo", dice Carmen.
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