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INVASIÓN EN PANAMÁ

¡Hola!, quiero ser 'marine'

Miles de jóvenes norteamericanos piden estos días enrolarse en el Ejército

El teléfono gratuito 1-800-MARINES, la línea caliente del cuerpo de marines de Estados Unidos -el US Marine Corps Informatien Center-, no ha dejado de sonar estos días. Mientras la televisión ofrecía estremecedoras imágenes bélicas en directo desde las calles de Panamá, miles de jóvenes norteamericanos, fascinados por la imagen de los marines y la cultura Rambo e influidos por la idea de que las armas preservan la democracia occidental, han expresado su deseo de incorporarse a filas y cumplir el lema de la Infantería de Marina, semper fidelis (siempre fiel).Un portavoz del Pentágono explicó ayer a EL PAÍS que desde el momento en que las tropas estadounidenses invadieron Panamá se habían registrado miles de llamadas solicitando información para alistarse en las fuerzas armadas, y en especial en el cuerpo de marines.

La idea expresada en la nueva película de Oliver Stone, Nacido el 4 de julio, de que "no hay, nada mejor para un buen americano que convertirse en un buen marine", parece tener muchos adeptos entre los jóvenes americanos de las clases sociales más bajas.

Loren Thompson, un experto en temas militares que iniparte clases en la Georgetown University (GU), en Washington, se ha mostrado sorprendido por la indiferente reacción de la juventud tras la invasión en Panamá, comparándola con las manifestaciones contra la guerra de Vietnam.

Según este profesor de la GU, "Estados Unidos tiene unos 250 millones de habitantes, y el hecho de que 150 jóvenes llamen cada hora al teléfono de los marines quizá no sea tan importante por la cantidad como por el concepto".

El profesor Thompson opina que Ios norteamericanos siempre queremos estar en el lado del ganador; en Vietnam perdimos la guerra, pero en Panamá ha sido diferente: hemos ido hasta allí, hemos luchado y vencido, todo ha sido muy fácil, y muchos jóvenes, influenciados por películas bélicas o afectados por una falta total de información, quieren convertirse en patriotas en sólo 24 horas".

Las cifras indican que son muchos los jóvenes que desean convertirse en héroes americanos. Desde el pasado miércoles día 20, poco después de la emisión televisada en directo del discurso del presidente George Bush justificando la invasión de Panamá, el teléfono 1-800-MARINES no ha cesado de recibir llamadas desde todos los puntos de la Unión.

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Son miles los jóvenes que estos días han comunicado a las autoridades militares de su país que ellos también están dispuestos a morir si es preciso, como el teniente Roberto Paz, el infante de Marina cuya muerte fue el detonante de la intervención norteamericana en Panamá, o como Garreth C. Isaak, de 22 años de edad; Iván Pérez, también de 22 años; Scott Lee Roth, de 19, o George Rodríguez, de 24, los cuatro primeros soldados estadounidenses muertos en la guerra del canal.

"El miércoles 20 [a las pocas horas de la invasión], la línea caliente de los marines comenzó a sonar; ese día se contabilizaron 150 llamadas por hora", declaró ayer a este diario un portavoz del Pentágono. El jueves día 21, según la misma fuente militar, se registró un ritmo de 100 llamadas por hora; el viernes fueron 30, como ocurrió durante los tres días de Navidad.

El sueño y la realidad

Pero no todos van a conseguir su sueño. Muchos reclutas no superarán las pruebas para poder pintar su rostro con pintura de camuflaje y cruzar el mundo con un M-16 para salvaguardar los intereses norteamericanos en nombre de la democracia.La Infantería de Marina constituye la crema de las fuerzas armadas norteamericanas y la leyenda que rodea sus acciones militares está impresa en los libros de historia. Los marines, que se fundaron en 1775, han participado en todas las guerras en las que ha participado EE UU.

Dos batallones de infantes ya lucharon por la independencia de este país, y desde entonces los infantes norteamericanos han estado en todos los frentes de batalla. Estuvieron en Cuba luchando contra las tropas españolas, derrotaron a los nazis, reconquistaron el Pacífico isla por isla, contuvieron a los comunistas chinos en Corea y perdieron la guerra de Vietnam ante un ejército Popular.

Quizá la acción que ha inmortalizado al cuerpo sea la conquista del monte Suribachi, en la isla de lwo Jima, en 1945, donde un grupo de infantes clavó la bandera americana en señal de victoria.

La imagen dio forma al US Marines Corps Memorial de Washington, escenario preferido por la mayoría de los presidentes de Estados Unidos para sus discursos nacionalistas.

Los infantes están entrenados para llevar a cabo operaciones de desembarco y actuar como fuerza de choque inmediata en cualquier lugar del mundo, como han demostrado en Panamá. Su comandante en jefe actual es el general Alfred M. Gray, y bajo sus órdenes se encuentran 176.857 marines, de los que 12.138 (6,8%) son hispanos. Los marines tienen una estructura de mando compuesta por 20.099 oficiales y 9.708 mujeres se hallaban enroladas en este cuerpo en 1989.

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