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LA CAÍDA DEL 'CONDUCATOR'

El ex ministro del Exterior Corneliu Manescu preside un frente patriótico de salvación

Corneliu Manescu, de 73 años, antiguo ministro de Asuntos Exteriores de Rumanía, que había sido depurado políticamente por el régimen de Ceaucescu y recluido en un complejo agropecuario, encabeza el Frente de Salvación de la Patria Rumana, que fue constituido ayer, inmediatamente después del anunicio del derrocamiento de la dictadura. Después de haber sido un ferviente defensor del régimen desde diversos puestos diplomáticos hasta 1982, entre ellos la presidencia de la Asamblea General de la ONU y la Embajada en París, Manescu reapareció el pasado mes de marzo como firmante de una carta de protesta contra el tirano, junto a otros antiguos miembros del aparato del Partido Comunista Rumano.

Según informaciones procedentes del interior de Rumanía obtenidas por teléfono desde España, el general Militaru -hasta ahora un perfecto desconocido, del que se ignora el cargo que ocupa en la defensa nacional- se dirigió al país a través de la televisión, en manos de la población, para hacer un llamamiento a la calma y solicitar el apoyo al nuevo Frente de Salvación recién instaurado.El general Militaru dijo que la situación quedaba en manos del Ejército y pedía a la población que, aun manteniendo la calma, ocupase todos los ayuntamientos y sedes del partido comunista en toda Rumanía y llamó a los dirigentes civiles provinciales a acudir inmediatamente a Bucarest para celebrar en las próximas horas una gran asamblea que englobe al Frente de Salvación y lo que quede del aparato comunista, con el propósito de iniciar el diálogo nacional que abra paso a la democratización.

Estas informaciones procedentes del interior de Rumanía, de personas vinculadas al recientemente formado Foro Democrático, que preside también Manescu (ver EL PAÍS del pasado jueves 21), dijeron que una de las personas que puede servir de puente para ese diálogo es Nicolescu Mizil, un alto responsable del partido, vinculado a la oposición desde hace algún tiempo, que ostentaba el cargo de presidente de las coopetativas rumanas.

Siempre de acuerdo con estas informaciones rumanas, el desencadenante de los acontecimientos de ayer comenzó poco después de la hora del inicio del trabajo, cuando los obreros de Bucarest no acudieron a sus puestos de trabajo y comenzaron a desfilar por millares por los céntricos bulevares Valcescu y Mageru de la capital rumana. Se informó entonces que Nicolae Ceaucescu había decretado a las 11,30 (hora peninsular española) el estado de excepción en todo el país.

Control de la televisión

Los manifestantes se dirigieron inmediatamente a la radio y la televisión nacional cuyos edificios ocuparon y comenzaron a emitir "mensajes liberadores" con la presencia de tres conocidos y reputados intelectuales: el cineasta Nicolae Sergiu Nicolaescu; el poeta Mircea Minescu -que hasta esos momentos se encontraba en prisión sin que se sepa cómo o quién le liberó- e Ion Caramitru. Los tres insistieron en sus alocuciones que "el pueblo no desea la revancha" e instaron a la policía política (Securitate) a que depusiera su actitud represora. También desmintieron la obsesiva propaganda del régimen en estos últimos tiempos y negaron ante las cámaras, para conocimiento de todo el país, que Rumanía estuviera amenazada por los países vecinos que han emprendido el camino de las reformas democráticas como pretendía Ceaucescu. Inmediatamente dieron paso a Manescu y al general Militaru.

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A primeras horas de la noche de ayer, se desconocía la suerte que habían corrido el resto de los altos cargos del partido. Se aseguró que la mayor parte de entre ellos escaparon de la sede del partido en Bucarest antes de que los locales fueran asaltados por la muchedumbre.

Los dirigentes se refugiaron en la zona residencial para responsables políticos del barrio Floreasca en la capital rumana, un complejo de chalés protegidos por policías de la Securitate, que patrullan incesantemente acompañados de perros guardianes.

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