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Cavaco Silva presenta el revés en las municipales como "accidente de recorrido"

La derrota del partido gubernamental, el socialdemócrata PSD, y la importancia del terremoto que sacudió Portugal, de Norte a Sur, el pasado domingo adquirieron todas sus dimensiones a la luz fría de la madrugada, horas después de la conferencia de prensa del actual presidente del Gobierno, Aníbal Cavaco Silva, quien, con un aplomo y una confianza sorprendentes, todavía intentó serenar los ánimos de sus partidarios y reducir el alcance de los acontecimientos a un "mero accidente de recorrido", sin incidencia sobre su Gobierno.

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Nace un líder

Optimista, Cavaco Silva aseguró que, a pesar de haber perdido la mayor parte de los ayuntamientos de las grandes ciudades, el partido socialdemócrata (PSD) sigue siendo "el mayor partido portugués".El primer ministro minimizo la voluntad de cambio del electorado: de acuerdo con los resultados (provisionales), el partido socialista, con el 32,3% de los votos, frente al 31,46% del PSD, fue de nuevo el domingo, y por primera vez desde 1983, el partido con mayor peso electoral a escala nacional; los alcaldes socialistas son más numerosos que los socialdemócratas y cualquier otra manera de contabilizar los resultados hace aún más pesada la derrota del poder. Juntando los votos del PCP (partido comunista, cerca del 13%) a los del PS (partido socialista), la izquierda es sociológicamente mayoritaria en relación a la derecha (puesto que el CDS-Centro Democrático Social- se quedó con un 9%. Pero hace un año que el partido democristiano de Freitas do Amaral asumió en el Parlamento de Lisboa el papel de partido de oposición (votó con los comunistas la última moción de censura del PS), con lo cual no es totalmente abusivo enunciar los resultados del domingo de la siguiente manera: oposición, 54%; Gobierno, 31%.

Es obvio que no es legítimo sacar conclusiones tan lineales de unos comicios en los cuales los factores locales y personales tienen un peso determinante, pero el PSD tiene razones de sobra para considerarse como la principal víctima de la despolitización de la vida portuguesa, fomentada en gran medida por el pragmatismo y el tecnocratismo del Gobierno.

No hay que ser profeta para prever el renacimiento de la contestación interna en un partido socialdemócrata que fue siempre muy sensible a las reacciones de sus dirigentes locales.

Silencio en el PS

El silencio que se hizo en la sede del partido socialdemócrata cuando Jorge Sampaio hizo sus primeras declaraciones -como líder del PS, antes de desplazarse hacia el cuartel general de su candidatura a la alcaldía de Lisboa- fue revelador: no era el alcalde de Lisboa quien hablaba, sino el líder de la oposición, su candidato de la presidencia del Gobierno, el posible sucesor de Cavaco Silva después de las elecciones legislativas previstas para 1991.Por más que los dirigentes de todos los partidos se esfuercen en encontrar motivos de satisfacción en los resultados del domingo, es evidente que el PSID no es el único partido amenazado por el nuevo dinamismo del PS y la victoria de su estrategia de bipolarización.

A la izquierda, el PCP afirma que "globalmente los lucros equilibran las pérdidas"; pero el peso del voto cornunista en las elecciones municipales, que le fueron siempre más favorables que los demás comicios, baja de un 19% a algo más del 12%.

A la derecha, Freitas do Amaral difícilmente convencerá al electorado más conservador del acierto de una estrategia que colocó por primera vez el Ayuntamiento de Oporto en manos de la izquierda, a cambio de un resultado global de los democristianos menos malo que en las anteriores legislativas.

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